China anunció el martes que tomaría todas las medidas necesarias para proteger a sus trabajadores en el extranjero, respondiendo así a las amenazas proferidas por la rama magrebí de Al Qaida contra los expatriados chinos para vengar la muerte de uigures en Xinjiang.
“El gobierno chino se opone a cualquier forma de terrorismo”, anunció a los periodistas el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, Qin Gang.
La rama magrebí de Al Qaida amenazó con atacar a trabajadores chinos presentes en el norte de África para vengar a las víctimas musulmanas que murieron durante los disturbios en Urumqi, noroeste de China, que este martes volvía a la calma tras la muerte el lunes de dos uigures por disparos de la policía.
La agencia China Nueva informó este martes que tres uigures entraron el lunes en la mezquita de Urumqi incitando a los 150 fieles musulmanes allí congregados a la “yihad” (guerra santa).
Cuando fueron expulsados del templo por el imán, dos de ellos sacaron cuchillos de 50 centímetros de hoja y persiguieron a los guardias de seguridad de la mezquita, hiriendo incluso a uno de ellos.
Entonces fueron detectados por una patrulla de la policía china, que abrió fuego contra ellos, matando a dos e hiriendo al tercero, explicaron testigos citados por la agencia.
Según un informe de la empresa de análisis de riesgo Stirling Assynt, con sede en Londres, citado por el diario South China Morning Post, Al Qaida del Magreb Islámico (AQMI), implantado en Argelia, llamó a que se llevaran a cabo represalias contra China.
Esta es la primera vez que la red de Osama Bin Laden amenaza directamente a China o a sus intereses, subraya el informe de Stirling Assynt que indica que esta voluntad de venganza se está expandiendo a toda la nebulosa yihadista.
“Si bien AQMI es la primera red de Al Qaida que anuncia oficialmente que tendrá como objetivo intereses chinos, otras deberían seguir” sus pasos, analizan los autores del informe, citados por el periódico de Hong Kong.
Centenares de miles de chinos trabajan en Oriente Medio y en el norte de África.
“Estaremos alerta a los acontecimientos y trabajaremos con otros países para tomar todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad de las instituciones y trabajadores chinos en el extranjero”, agregó el portavoz de la cancillería china.
Qin pidió a los países musulmanes que entiendan la naturaleza del acto ocurrido el lunes, que calificó de “sabotaje a la unidad étnica” de China.
Las violencias étnicas entre hanes, etnia mayoritaria en China, y uigures, principal minoría de Xinjinag, desde el 5 de julio en Urumqi, capital regional, dejaron al menos 184 muertos y unos 1.600 heridos, según un balance de las autoridades regionales.
Sin embargo, la disidencia uigur en el exilio cifra el balance a varios miles de muertos y denunció que los disturbios estallaron tras la brutal represión de la policía de una manifestación pacífica de uigures.
Tras la tensa jornada vivida el lunes, Urumqi volvía a la calma, con la policía patrullando las calles, restringidas al tráfico y con la mayoría de comercios cerrados, así como la mezquita