La especialista Luz María Arce Romero manifestó que la ambliopía es una condición caracterizada por un bajo desarrollo visual y no tiene tratamiento después de los nueve años de edad.
La jefa del Servicio de Oculoplástica del Hospital de Especialidades del IMSS en Jalisco agregó que un niño que acerca demasiado el rostro a la pantalla de televisión o a libros manifiesta uno de los síntomas más claros de debilidad visual, condición que amerita atención especializada urgente.
Señaló que si el menor no acude a una revisión oftalmológica durante los primeros años de vida tiene mayores probabilidades de presentar ambliopía.
Esta se caracterizada básicamente “por la falta de ‘madurez’ visual, de manera que es posible que al llegar a la adolescencia, más aún, a la adultez, el paciente solicite ayuda médica para una patología que no puede revertirse”.
La especialista apuntó que la ambliopía se presenta en niños que necesitaron lentes desde los tres años de edad.
“Desafortunadamente los médicos no podemos ayudarles a desarrollar la visión cuando la persona ya tiene 15 o más años, que es cuando suelen acudir a consulta por sí solos, cuando notan que no ven como deberían, que falta algo; en esos casos los oftalmólogos podemos hacer muy poco”, afirmó.
Arce Romero comentó que la capacidad visual termina de desarrollarse entre los 8 y 9 años de edad.
Aunque la ambliopía es independiente a problemas refractivos como la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo, puede ser causada por una mala atención de estos tres últimos, “que hace al ojo ‘perezoso’, y el resultado es una mala visión por el resto de la vida”.
“Es importante que sepan esto los padres de familia porque muchas veces ellos usan lentes, lo saben, lo reconocen desde la infancia o la adolescencia, pero no buscan una evaluación especializada para los hijos”, indicó.
Mencionó que lo ideal es hacerlo desde el nacimiento para que la vista del niño sea perfecta, “pero si esto no se hizo entonces puede llevarse a cabo en los tres años posteriores”.
Exhortó a los papás que usan lentes con graduación mayor a tres dioptrías extremar la atención, ya que sus descendientes requerirán, seguramente, algún tipo de corrección refractiva.
“La prioridad debe ser siempre que la persona vea sin cansarse y que sea capaz de realizar actividades que requieren de una visión precisa”, subrayó.