Tras una serie de estudios, regresan a Amealco restos de mamut del Pleistoceno.
Un par de defensas de más de dos metros de longitud, pertenecientes al mamut colombino que habitó hace más de 10 mil años los pastizales del actual municipio de Amealco, son expuestos de manera permanente en la Casa de la Cultura de ese municipio queretano.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) informó en un comunicado que la exhibición es resultado de un proyecto de investigación paleontológica, que a partir de 2008 ha crecido en el sur del estado de Querétaro ante el interés de las comunidades de la región por este patrimonio.
El antropólogo físico Israel Lara Barajas, investigador del INAH-Querétaro, fue el encargado de atender el aviso presentado por el señor Servando Miranda, de la comunidad de La Piedad, cuando halló huesos de gran tamaño en la propiedad de la señora Mónica Correa, en abril de 2008.
El rescate arqueológico se hizo bajo la asesoría de Joaquín Arroyo, paleontólogo del INAH, y los trabajos confirmaron que se trataba de dos defensas y fragmentos de costilla de un mamut de la especie Columbi.
Tras la restauración y los tratamientos de conservación, las defensas se exhibieron en Amealco durante cuatro años, hasta que se trasladaron al Museo Regional de Querétaro, donde formaron parte de la muestra Ancestros de piedra. El patrimonio paleontológico de México.
“Ahora regresan al municipio en el que se descubrieron y serán exhibidas de manera permanente dentro de una sala especial, titulada La cápsula del tiempo. Hallazgos paleontológicos en Amealco”, señaló el INAH.
Explicó que las defensas se conservan completas en un 80 por ciento y debido a su forma y tamaño, los investigadores han determinado que correspondieron a un macho adulto.
En una de las paredes de la Casa de la Cultura de Amealco de Bonfil, y con la ayuda de dos artistas de la comunidad, se plasmó el esqueleto de un mamut en escala real y la intención museográfica es que el público se coloque junto a la imagen y dimensione el tamaño que podían tener estos animales. Los machos alcanzaban hasta seis metros de altura.
Lara Barajas apuntó que este tipo de mamut se caracterizó por tener poco pelaje, similar al que tiene el elefante actual, y una inclinación de 30 grados en su lomo debido a la estructura que forman los huesos de la cintura escapular.
El lugar de exhibición es pequeño (cuatro por seis metros), pero contiene todo un universo de información sobre la vida a finales del periodo Pleistoceno —en el cual se dieron las últimas glaciaciones de la denominada Era de Hielo— en el territorio que ahora ocupa este municipio queretano.
Gracias a las investigaciones hechas por el INAH y la UNAM se sabe que este territorio fue una zona de bosques templados y grandes pastizales de los que se alimentaba el mamut, con planicies donde se acumulaba agua y sedimentos en los que los animales podían quedar atrapados hasta fenecer, o se aglomeraban restos de animales muertos que eran arrastrados por la corriente. Las características minerales de los sedimentos que cubrían esos restos favorecieron su preservación.
El especialista agregó que un mapa de los hallazgos paleontológicos que han tenido lugar en Querétaro permite apreciar con facilidad que Amealco es el municipio con más registros de fósiles del Pleistoceno, con al menos 12 lugares en lo que se han registrado restos paleontológicos.