Al compás de nuevas inversiones y acuerdos comerciales por miles de millones de dólares, incluida la construcción de una vía férrea que comunicará la costa atlántica de Brasil con un puerto peruano sobre el Pacífico, el primer ministro chino Li Keqiang inicia una gira por cuatro países sudamericanos con la que espera despejar la inquietud generada por un descenso en la demanda china de materias primas de la región.
“Estamos entrando en otra era, porque la economía china deja de girar en torno al consumidor y se está desacelerando, con lo que los precios de las materias primas están bajando”, expresó Kevin Gallagher, profesor de relaciones internacionales de la Universidad de Boston especializado en los vínculos de China con América Latina. “El comercio y las inversiones chinas fueron el mejor amigo de Latinoamérica por una década y ahora todos han entrado en un estado de pánico”, agregó.
China, no obstante, sigue siendo el principal socio comercial de América Latina y el Caribe, región cuyas exportaciones a ese país generaron 112.000 millones de dólares en 2013, según Gallagher. Se espera que Li resalte las grandes inversiones y proyectos de infraestructura durante su viaje, aunque algunos analistas dicen que esos pronunciamientos rara vez van acompañados de iniciativas concretas.
Brasilia es la primera escala de un viaje que lo llevará también a Chile, Perú y Colombia.
Gallagher considera que la visita a Colombia es “significativa” ya que Li es el funcionario chino de más alto rango que visita ese país desde que ambas naciones establecieron relaciones diplomáticas hace tres décadas.
Desde hace poco Colombia ha estado exportando grandes cantidades de carbón a China y los chinos quieren invertir en proyectos hidroeléctricos y en el sector petrolero de Colombia. De todas las visitas que hará Li, la de Colombia “será la más interesante”, opinó el experto.
En Perú, donde China tiene fuertes lazos desde hace tiempo, las autoridades esperan firmar acuerdos sobre proyectos de infraestructura, tecnología, comunicaciones y aeroespaciales. En Chile, el primer país de la región que firmó acuerdos de libre comercio con China, se abordarán cuestiones impositivas, se tratará de agilizar el comercio bilateral y se firmarán algunos acuerdos.
La llegada de capitales chinos, por otro lado, no podía ser más oportuna para los brasileños, cuya economía se reducirá en al menos un 1% este año, según los pronósticos.
Un escándalo en el que altos ejecutivos de la compañía petrolera estatal Petrobras fueron acusados de corrupción ha involucrado a las principales empresas de ingeniaría y construcción del país, congelando el mercado de créditos y reduciendo su capacidad de completar obras en marcha o iniciar otras nuevas que Brasil necesita desesperadamente para modernizar sus exportaciones de soja, mineral de hierro y otros productos.
En este contexto, mucha gente en Brasil espera ansiosa escuchar anuncios de que los dos países avanzan en la construcción de una vía férrea entre la costa atlántica del estado de Río y un puerto peruano sobre el Pacífico que atravesará la selva amazónica y la cordillera de Los Andes, un proyecto valuado en 30.000 millones de dólares. Se espera que la mayoría de las obras las ejecuten firmas brasileñas, aunque empresas chinas podrían presentarse a licitaciones para construir algunos segmentos.
Esa línea férrea reduciría mucho el tiempo y los costos relacionados con el traslado de productos, aunque hay quienes dicen que, dadas las trabas burocráticas típicas de Brasil en relación con grandes proyectos de infraestructura, es previsible que pasen muchos años antes de que se completen las obras, si es que alguna vez son completadas.
La construcción de la línea férrea y la de un canal interoceánico en Nicaragua son parte de una serie de iniciativas chinas para agilizar la entrega de materias primas latinoamericanas destinadas a su mercado.
En total, se espera que Li y la presidenta brasileña Dilma Rousseff anuncien el martes unos 30 proyectos por unos 50.000 millones de dólares, de acuerdo con funcionarios brasileños.
Brasil generalmente prefiere costear los gastos de grandes proyectos por su cuenta, según Renato Baumann, experto en asuntos internacionales del instituto de Investigaciones Económicas Aplicadas, un organismo estatal brasileño.
“Pero el Estado se está quedando sin aliento. Hay un desequilibrio fiscal y un déficit en los ahorros del gobierno”, manifestó. “El Estado no puede hacer muchas inversiones importantes”, lo que hace que el dinero chino resulte más vital todavía.