Ministros y delegados de los países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) mantienen discusiones entre jueves y viernes en el marco de la II Reunión Ministerial sobre el Problema Mundial de las Drogas, con el fin de adoptar una posición común que sería planteada en una cita convocada por Naciones Unidas para 2016.
Los países se preparan para participar en la Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el Problema Mundial de las Drogas, prevista para abril de 2016.
“Queremos tener una posición regional que refleje los intereses individuales de cada país, que respete las tradiciones culturales de nuestros pueblos, y tenga en cuenta los aspectos de salud, prevención, seguridad y respeto a los derechos humanos”, señaló el vicecanciller ecuatoriano, Leonardo Arízaga, en la inauguración de la reunión, que se desarrolla en la sede de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) en Quito.
Tras recordar que el tema de las drogas es analizado en la región desde hace varios años, Arízaga exhortó a los 33 miembros del bloque a trabajar en el concepto de la responsabilidad compartida, para que la búsqueda de una solución al problema no recaiga solamente en los productores de los estupefacientes.“Latinoamérica tiene la autoridad para exigir un cambio en la política de drogas, pues es la región que más víctimas tiene debido al fenómeno”, dijo por su parte Ernesto Samper, secretario de Unasur, presente en la cita.Recordó que la región “ha sido la más afectada por ese problema”. “Hemos sido azotados por el narcotráfico y por una política antidrogas centrada en acabar con la producción y la distribución, sin tener en cuenta el consumo”, señaló el también expresidente de Colombia, uno de los mayores productores mundiales de coca, materia prima de la cocaína.Samper señaló que las “políticas prohibicionistas”, lideradas principalmente por Estados Unidos (el mayor consumidor de cocaína) y establecidas hace décadas no han dado buenos resultados. “Algo no funciona bien con esa política, debe tener un nuevo enfoque”, señaló.Además recordó que en la región se están ensayando alternativas a la política hegemónica, experiencias que enriquecerán el debate de la Celac. En América Latina “se ensayan normas distintas. Lo que hace Uruguay con el cannabis; en Bolivia, con el consumo cultural de la coca, y en Colombia, con la sustitución de cultivos ilícitos”, dijo.El ministro ecuatoriano del Interior, José Serrano, también coincidió en señalar que los métodos utilizados hasta el momento para acabar con el cultivo y el tráfico de drogas en América Latina solo contribuyeron a poner en riesgo la soberanía de las naciones de la región.
“Los países latinoamericanos y caribeños no deben estar en función de proteger a un solo Estado para que no llegue la droga a sus fronteras”, afirmó Serrano, refiriéndose a Estados Unidos y sus planes antidrogas ejecutados en países de la región.