A sólo unas horas del inicio de la cumbre medioambiental en Copenhague, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ya ha sido inmortalizado en las calles de la capital danesa en un cartel que lo retrata viejo y decrépito, con la leyenda â??Lo siento: pudimos haber parado el cambio climático, pero no lo hicimosâ?.
El temor a un fracaso, que un puñado de organizaciones defensoras del medio ambiente han augurado mientras prometen tomar las calles de Copenhague, como lo hicieron varios miles ayer en diversas capitales europeas, precipitó las cosas en el curso de las últimos dÃas.
EU y China, los principales contaminadores del planeta, se enfrascaron en una puja de ofertas para reducir las emisiones de gases de invernadero, mientras Obama anunció que acudirá el dÃa 18 a la clausura de la cumbre para alentar las esperanzas de un acuerdo en la capital danesa.
Originalmente, Obama iba a asistir el dÃa 9 a Copenhague, de camino a la ceremonia en Olso donde recibirá el Premio Nobel de La Paz.
â??Estoy muy contento de que el presidente Obama quiera participar. Su presencia es la expresión de un momento polÃtico de creciente importancia hacia la adopción de un acuerdo climático ambiciosoâ?, dijo un esperanzado, Lars Rasmussen, el primer ministro danés y el anfitrión del encuentro que se celebrará entre mañana y el dÃa 18, al que asisten más de 100 lÃderes mundiales. La cumbre organizada por las Naciones Unidas podrÃa convertirse en la más importante oportunidad para negociar un tratado que suceda al Protocolo de Kioto en el 2012.
¿Pero, hasta qué punto la cumbre medioambiental de la ONU puede resultar un éxito o un fracaso anunciado?
â??Necesitamos de un acuerdo polÃtico que sea vinculanteâ?, consideró el ex vicepresidente estadounidense, Al Gore.
En medio de una escalada de propuestas â??que carecerán de todo efecto obligatorio o vinculanteâ??, el presidente de China, Hu Jintao, se comprometió a reducir entre 40% y 45% las emisiones de CO2 hacia el año 2020 y en relación con los niveles de contaminación del 2005.
Su oferta consiguió opacar el anuncio de Obama, quien prometió a una reducción de 17% para ese mismo año.
La propuesta de EU quedó no sólo rezagada frente a la China sino por detrás de la anunciada por el bloque de naciones de la Unión Europea (UE) que reveló su intención de reducir sus emisiones de CO2 en un 20%.
A pesar de esta súbita carrera de contrapropuestas, que pretenden hacer renacer las esperanzas, la posibilidad de conseguir que la Convención sobre el Cambio Climático se convierta en una oportunidad decisiva sigue siendo hoy más lejana que hace apenas un año, cuando la llegada al poder de Obama infundió ánimos en todos aquellos que creyeron en su agenda del cambio en materia medioambiental. â??Las promesas de campaña del presidente Obama se diluyen y por primera vez la administración reconoce que no podrá ir muy lejos en Copenhagueâ?, lamentó Sascha Muller-Kraener, representante europeo de la organización The Nature Conservancy.
â??Y si bien es cierto que difÃcilmente podremos hablar de un colapso, ciertamente no habrá motivos para festejar el hecho de que Estados Unidos llegue a ese encuentro para detener el reloj de las negociaciones y posponerlas hasta comienzos del 2010 en la ciudad de Bonn o en México en diciembre del año entranteâ?, añadió Muller-Kraener.
El problema de EU
La falta de un acuerdo interno en EU ha comprometido el éxito de la cumbre medioambiental que difÃcilmente arrojará metas vinculantes. La posibilidad de que el Congreso apruebe una amplia reforma energética a comienzos del 2010, sigue hoy condicionada a la aprobación de la reforma sanitaria hacia fines del 2009 y, además, a las presiones de los poderosos consorcios del carbón y del petróleo que, por el momento, bloquean el debate.
Según el Centro para el Periodismo de Investigación en Washington, â??más de mil 150 compañÃas y grupos de presión han contratado los servicios de aproximadamente dos mil 810 cabilderos (cinco por cada miembro del Congreso) para frenar iniciativas de defensa medioambientalâ?. â??Necesitamos primero poner orden en casa antes de poder comprometernos con todo el mundoâ?, reconoció Carol Browner, la más destacada miembro de la administración Obama en asuntos de energÃa y medio ambiente que estará presente en Copenhague.
â??Personalmente creo que el calentamiento global es un serio problema y que tenemos una obligación moral y éticaâ?, añadió Brower, quien negó que EU vaya a acudir a Copenhague con â??las manos vacÃasâ? como sugieren organizaciones medioambientalistas que reclaman a la administración Obama ir más lejos de las actuales expectativas para alcanzar un acuerdo histórico en Dinamarca