Una de las actividades tradicionales de las ya próximas posadas es romper una piñata, normalmente se utilizan las de estrellas de siete picos, que simulan ser los pecados capitales, pero con el paso de los años se han ido sustituyendo por piñatas con diversas formas, que van desde princesas hasta la figura del coronavirus.
Lamentablemente el sector artesanal de piñatas, como otros miles de sectores económicos, se vio sumamente afectados por la pandemia de Covid19, lo que orillo a cerrar varios negocios, debido a que la demanda era nula, porque las personas temían a las reuniones por el contagio.
Este año se espera sea diferente y que al menos se pueda lograr una venta del 50 por ciento de un año común, lo que significa unas 150 piñatas por cada negocio de cinco personas.
Entre las múltiples historias de artesanas mexicanas encontramos a doña “Mechita” una mujer de 93 años originaria de Mérida, Yucatán que orgullosamente hace piñatas con figuras de pavos desde hace más de ocho años y los cuales se rompen en la nochevieja para despedir al año.
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Sus pavos son tamaño gigante y se tarda entre tres a cinco días en hacer cada piñata que las da en un costo de 300 pesos.
La puedes encontrar en la calle 18, número 105, entre las calles 23 y 25, colonia Chuburná de Hidalgo, en Mérida, Yucatán.
MGG