Fuerzas del gobierno de Irak y milicias tribales suníes aliadas repelieron un ataque de insurgentes del grupo Estado Islámico en una localidad ubicada entre dos bastiones extremistas en la provincia oriental de Anbar, dijo un líder tribal el martes.
Los insurgentes lanzaron un ataque poco antes de la medianoche y tenía como objetivo tomar la localidad de Jaldiya, que está entre Faluya y Ramadi, la capital de la provincia de Anbar, dijo el jeque Rafie al-Fahdawi.
Los insurgentes del Estado Islámico tomaron una pequeña localidad a las afueras de Jaldiya, explicó Al-Fahdawi agregando que no se produjeron bajas entre los soldados ni los combatientes tribales.
Insurgentes de Estado Islámico expulsaron a tropas de Bagdad y tomaron Ramadi durante el fin de semana, en su avance más significativo desde que la coalición liderada por Estados Unidos comenzó a lanzar ataques aéreos contra los extremistas el pasado verano.
Estos movimientos hicieron que el primer ministro iraquí, Haider al-Abadi, ordenase a las milicias chiíes prepararse para entrar en la conflictiva provincia suní a petición del gobierno local y algunas tribus.
Las fuerzas paramilitares, conocidas como Unidades de Movilización Popular, jugaron un papel importante en la expulsión de los radicales de Estado Islámico de la ciudad de Tikrit el mes pasado y de otras zonas del país.
Pero grupos de derechos humanos acusaron a los milicianos de ejecutar ataques de venganza contra suníes y de saquear y destruir propiedades. Los líderes de la milicia negaron las acusaciones.
El lunes, insurgentes de Estado Islámico buscaron puerta por puerta en Ramadi a policías y combatientes progubernamentales y arrojaron sus cuerpos al río Éufrates como parte de una purga sangrienta. Funcionarios elevaron a al menos 500 el número de asesinados desde el viernes, incluyendo civiles y fuerzas de seguridad.