Con un pasado oscuro y un presente complicado, las relaciones raciales han sido siempre un desafío en Charleston, la ciudad donde, a decir de la policía, un joven blanco asesinó a tiros a nueve personas negras en una histórica iglesia afroestadounidense. La ciudad, en la costa de Carolina del Sur, fue alguna vez un importante puerto de esclavos y el sitio donde se realizaron los primeros disparos de la Guerra Civil.
Un siglo después, Charleston también fue centro de movilizaciones de activistas de los derechos civiles que se reunían con frecuencia en la Iglesia Metodista Episcopal Africana Emanuel.
El progreso en las últimas décadas ha incluido el aumento de la clase media negra, pero persisten zonas de pobreza mientras que el aburguesamiento ha resultado en la expulsión de habitantes negros a medida que la gente llega en grandes cantidades a barrios más modernos.
“Charleston da la impresión de ser una ciudad cosmopolita progresista, y hasta cierto punto es verdad”, informó Bobby Donaldson, profesor adjunto de Historia en la Universidad de Carolina del Sur. “Sin embargo, los problemas persisten, quizá no a la vista, quizá no tan evidentes, pero son muy reales”.
Los historiadores afirman que aunque Charleston tal vez no recibió la misma gran atención que otras ciudades del sur durante la era de la lucha de los derechos civiles tuvo una activa participación en ese movimiento.
El primer plantón de protesta en la ciudad tuvo lugar en 1960 ante la negativa de los restaurantes a ofrecer servicio de comida en la barra a personas de raza negra; hubo boicots económicos contra tiendas que no atendieran ni contrataran negros, dijo Jon Hale, historiador de los derechos civiles en College of Charleston.
“La movilización fue pacífica, no hubo ninguna iglesia incendiada ni se tuvo un Bull Connor”, afirmó Hale en referencia al jefe policial segregacionista de Birmingham.
Charleston fue la primera ciudad de Carolina del Sur que eliminó la segregación en las escuelas por el fallo que emitió un juez en 1963. La ciudad fue destino frecuente del reverendo Martin Luther King Jr., que predicó en la iglesia Emanuel.
Septima Clark, dirigente a favor del registro de electores con la Conferencia de la Dirección Cristiana del Sur, vivió en Charleston y efectuó actividades en la región.
La mayor protesta relacionada con los derechos civiles sucedió cuando 400 trabajadores de hospitales, en su mayoría negros, abandonaron sus trabajos en demanda de un alza salarial y mejores condiciones de trabajo. La huelga, ocurrida en 1969, incluyó una marcha en la que participaron unas 5.000 personas.
Algunos habitantes afirman que han persistido las tensiones raciales.
“Es grandioso que todos nos hayamos unido y que intentemos un cambio como uno solo, blancos, negros, hombres y mujeres, pero sigue habiendo mucha tensión”, declaró afuera de la iglesia Dorothy Nicole Marshall, ex militar negra de la Fuerza Aérea.
En el siglo XIX, la violencia racial se ha entrelazado con la historia de la iglesia Emanuel. Un fundador de la iglesia, Denmark Vesey, fue colgado porque intentó organizar una revuelta de esclavos en 1822, y terratenientes blancos incendiaron la iglesia en venganza; la congregación de creyentes negros tuvo que efectuar sus actos de adoración religiosa en la clandestinidad incluso hasta después de la Guerra Civil.
El estado construyó un puesto militar para impedir futuras rebeliones y con el tiempo ese lugar se convirtió en el colegio militar Citadel, dijo Hale.
Los defensores de los derechos civiles afirman que un obstáculo al progreso ha sido que continúe ondeando la bandera de guerra confederada en los terrenos de la sede del gobierno estatal.
Las críticas se han desplazado nuevamente hacia esa práctica debido a la insignia confederada que el presunto joven armado exhibía en su vehículo.
La zona también saltó a los titulares de la prensa internacional a principios de año cuando un hombre negro desarmado fue muerto a tiros por un policía blanco después de que le ordenara detener el vehículo en la localidad vecina de North Charleston. El hoy ex policía Michael Slager fue acusado de homicidio.
La complicada relación en la ciudad es puesta en relieve por el hecho de que la Universidad de Charleston, donde estaba prevista una vigilia de oración para el viernes en la noche, es dirigida por Glen McConnel, un entusiasta y recreador de la Guerra Civil.
McConnel, oriundo de Charleston, con su marcado acento sureño y lento, fue quizá el más ferviente defensor de que ondeara la bandera confederada durante su periodo en el Senado estatal.
McConnel dijo alguna vez que arriar la bandera de la sede del gobierno estatal equivalía a un “genocidio cultural”.
Carolina del Sur fue el último estado que ondeó la bandera de batalla confederada en su Capitolio hasta que en 2000 la cambió de lugar, a un asta de nueve metros (30 pies) de alto frente al inmueble principal.
Pat Sullivan, profesor de Historia en la Universidad de Carolina del Sur, dijo que la bandera se encuentra en un lugar prominente en la ciudad cerca de donde vivía el sospechoso Dylann Roof.
La bandera fue izada sobre la sede del gobierno estatal en 1962 en el momento de mayor intensidad del movimiento de los derechos civiles.
“La bandera ondea en terreno de la sede del gobierno estatal, que es un lugar de honor”, declaró Sullivan. “En la década de 1960 ondeó en ese espacio en defensa de la segregación”.
Entre quienes han exigido el retiro de la bandera figura el alcalde de Charleston, Joseph P. Riley Jr., que participó en 2000 en el Capitolio en una marcha de unas 50.000 personas en demanda de que arriaran ese símbolo.
El viernes, Riley dijo que en sus 40 años como funcionario ha intentado al máximo la mejora de las relaciones raciales en la ciudad.
Señaló que Charleston construye el Museo Internacional Africano Americano cerca de las aguas donde muchos esclavos dieron sus primeros pasos en suelo de Estados Unidos y de donde fueron llevados a pie hasta el mercado en el que serían vendidos.
“Será un lugar de sanación”, declaró Riley.