Barack Obama, el primer presidente negro de Estados Unidos, llamó el sábado a Africa a tomar las riendas de su destino luchando contra las prácticas antidemocráticas, los conflictos y la enfermedad, en una visita que tildó de “especialmente significativa” para él.
“Como alguien cuyo padre viene de Africa, me alegro que esta visita haya sido especialmente significativa para mí”, declaró el mandatario, cuyo padre era keniano, antes de embarcar a bordo de su avión, rumbo a Washington.
Obama aumentó la intensidad de su primera visita como presidente al Africa negra al recordar sus orígenes, visitar un fuerte testimonio de la trata de esclavos africanos y adaptó su gran lema de campaña, “yes, you can”.
“Podéis vencer la enfermedad, acabar con los conflictos, cambiar fundamentalmente las cosas. Podéis hacerlo. Sí podéis (yes you can)”, dijo, ante los aplausos de los diputados ghaneses ante los cuales.
“Pero eso sólo es posible si vosotros, todos, asumís la responsabilidad de vuestro futuro. No será fácil. Requerirá tiempo y esfuerzos. Habrá pruebas y contrariedades. Pero os puedo prometer esto: Estados Unidos estará a vuestro lado, en cada etapa, como socio, como amigo”, dijo.
La visita de Obama levantó el fervor popular. Cientos de personas esperaron desde el amanecer en los alrededores del palacio presidencial, donde fue recibido antes de dirigirse al parlamento, con la esperanza de ver durante unos segundos al dirigente estadounidense. Algunos enarbolaban pancartas en la que se leía: “Obama eres el verdadero hijo de Africa que queremos”.
Obama, hijo de un keniano que emigró a Estados Unidos para estudiar antes de volver a su país, recordó ante el parlamento que “la sangre de Africa” corre por sus venas y que sabe el daño que el colonialismo ha hecho al continente.
Pero agregó que “es fácil acusar a los demás (…), pero Occidente no es responsable de la destrucción de la economía zimbabuense en la última década, o de las guerras en las que se enrola a niños entre los combatientes”.
Obama, que escogió Ghana por ser un escaso ejemplo en Africa de transiciones democráticas y éxitos económicos, pidió así a los africanos que adoptaran reglas de buena gobernanza y acabaran con los cambios brutales de régimen porque “Africa no necesita hombres fuertes, necesita instituciones fuertes”.
Señaló que el apoyo estadounidense al desarrollo dependería de esta adhesión a las reglas democráticas.
Insistió también en el papel de socio. Prometió continuar con la ayuda estadounidense para luchar contra las enfermedades pero para Obama, esta lucha pasa por reforzar los sistemas de salud africanos.
El “genocidio” en Darfur o la expansión terrorista en Somalia deben tener una respuesta internacional, añadió el presidente, pero también se mostró a favor de “favorecer la visión de una estructura regional de seguridad que sea fuerte y pueda producir una fuerza transnacional eficaz cuando haga falta”.
Sudán, a través de su portavoz oficial de relaciones exteriores, Alí Sadiq, calificó de “paso atrás” esta referencia de Obama al “genocidio” en Darfur, donde tiene lugar una guerra civil. “Lo que vemos ahora son los vestigios de un genocidio”, declaró.
Obama recordó que, si a su abuelo le llamaron “boy” durante gran parte de su vida bajo la autoridad británica en Kenia, son el tribalismo y el nepotismo los que bloquearon la carrera profesional de su padre.
El viaje de Obama adquirió todavía más emoción cuando se desplazó junto a su esposa Michelle, descendiente de esclavos, y sus dos hijas, Malia y Sasha, al castillo de Cape Coast, antiguo centro de trata de esclavos, del que partieron miles de africanos con destino a Europa, América y el Caribe para un viaje sin retorno.
Lo describió como un lugar de “profunda tristeza”, pero también como el inicio de la “experiencia afroamericana”.
También señaló que esperaba que la visita inspirara a sus dos hijas, que crecieron en un entorno privilegiado, “la sensación de obligación de luchar contra la opresión y la crueldad”
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