El Presidente Barack Obama anunció el viernes su rechazo a la solicitud de construir el oleoducto Keystone XL tras continuas protestas y temores de un impacto ambiental.
Obama, junto al Secretario de Estado John Kerry y el Vicepresidente Joe Biden, dijo que el oleoducto Keystone XL solicitado hace siete años por la empresa a desarrollarlo, TransCanada, “no serviría a los intereses nacionales de Estados Unidos”.
El mandatario indicó que el oleoducto no generaría una “contribución significativa a largo plazo a nuestra economía”, no reduciría los precios de la gasolina para los consumidores y no reduciría la dependencia del país en los combustibles fósiles. Añadió que Estados Unidos ha tenido éxito sin el proyecto del oleoducto Keystone XL, recalcando que los precios de la gasolina han caído y ha habido creación de empleo en el país.
El anuncio se da luego de que el Departamento de Estado rechazara la petición de parte de TransCanada de extender la revisión federal del proyecto, una medida que hubiera podido retrasar la decisión final para 2017, con un nuevo gobierno en la Casa Blanca.
El Instituto Americano del Petróleo (API en inglés) criticó la decisión de Obama como un “claro ejemplo de la política anteponiéndose a los intereses de los trabajadores y consumidores estadounidenses”. El Presidente y Director Ejecutivo de la organización Jack Gerard dijo que la Casa Blanca rechazó la ciencia por su interés político.
“Siete años de revisión han determinado que el proyecto es seguro y ambientalmente correcto, y sin embargo la administración ha dado la espalda a Canadá con esta decisión, y a la seguridad energética de Estados Unidos también”, indicó Gerard.
A pesar del anuncio, se espera que quienes respaldan la construcción del oleoducto reten la medida en las cortes y que el Congreso, con mayoría Republicana a favor del proyecto, se movilice para rechazar la decisión presidencial.
Grupos ambientalistas habían presionado para que el gobierno de Obama tomara una decisión antes de la Conferencia del Cambio Climático de las Naciones Unidas en París, que se celebrará el 30 de noviembre.