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El movimiento bloqueos agrícolas en México se ha extendido esta semana como una poderosa señal de inconformidad en el sector rural.
Miles de productores del norte, centro y sur del país decidieron salir a las carreteras para exigir precios justos, subsidios al diésel y una política integral para el campo, ante el incremento de los costos de producción y la falta de apoyos federales.

Desde Sinaloa hasta Veracruz, los bloqueos se registran en autopistas estratégicas como la México–Querétaro, la Puebla–Orizaba y la México–Cuernavaca, afectando la circulación de mercancías y evidenciando la magnitud del descontento.

“No pedimos dádivas, pedimos justicia productiva”, expresó uno de los voceros del movimiento Campesinos Unidos por México, organización que agrupa a agricultores medianos e independientes.

Los bloqueos agrícolas comenzaron con manifestaciones aisladas en Chihuahua y Tamaulipas, pero se convirtieron rápidamente en un frente nacional.
A diferencia de otras movilizaciones, esta tiene un carácter transversal y apartidista, uniendo a productores de granos, caña, café y hortalizas, así como a ganaderos y apicultores.


🌾 El origen de la protesta

Los agricultores acusan que los programas de apoyo actuales son insuficientes y tardíos, mientras que los costos de fertilizantes, transporte y energía han aumentado hasta un 40% en el último año.
Además, señalan que las importaciones a bajo precio han desplazado a los productos nacionales, generando pérdidas generalizadas en las zonas agrícolas.

Según datos del Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CEDRSSA) del Congreso de la Unión (consultar aquí), el 62% de los productores del país dependen de apoyos públicos para mantener su rentabilidad, y más del 45% de los municipios rurales viven en situación de vulnerabilidad económica.

Los líderes del movimiento reclaman también la creación de un “precio de garantía justo” para los cultivos básicos, como maíz, frijol, arroz y trigo, además de tarifas preferenciales de energía para riego y transporte.

“El campo está produciendo, pero sin margen para sobrevivir. Hoy bloqueamos caminos porque nos han cerrado los canales del diálogo”, señaló Juan Pablo Fierro, representante agrícola de Sonora.


🚛 Impacto en el transporte y la economía nacional

Los bloqueos agrícolas han tenido repercusiones directas en la logística y distribución de alimentos.
La Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (CANACAR) estima pérdidas de más de 800 millones de pesos diarios por las interrupciones en las principales rutas comerciales.

Además, los paros afectan el abasto de frutas, verduras y granos hacia los grandes centros urbanos, lo que podría provocar aumentos temporales en los precios de alimentos básicos durante los próximos días.

El Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) (ver reporte) confirmó que las exportaciones agrícolas han crecido en volumen, pero no en valor, lo que agrava la situación de los productores nacionales que reciben menos ingresos por tonelada exportada.


🌎 Una crisis con fondo estructural

La situación refleja un problema de fondo: la falta de planeación agrícola a largo plazo y la dependencia del mercado internacional para insumos como el fertilizante y el diésel.
En estados como Zacatecas, Nayarit y Michoacán, los productores aseguran que han tenido que vender por debajo del costo de producción, mientras que los apoyos federales llegan tarde o son insuficientes.

Expertos en política agroalimentaria advierten que los bloqueos agrícolas no son solo un problema de coyuntura, sino el síntoma de un modelo productivo desigual, donde los pequeños y medianos agricultores quedan rezagados frente a los grandes exportadores.

“El campo mexicano está fracturado entre quienes exportan y quienes apenas sobreviven. Si no se reestructura la política rural, las protestas seguirán”, explicó Mariana Rojas, analista del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.


🧭 Diálogo en puerta y posibles soluciones

El Gobierno de México ha convocado a una mesa de diálogo entre la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y representantes del movimiento campesino.
Se prevé que las conversaciones aborden un plan de emergencia para estabilizar precios, reactivar los programas de financiamiento y garantizar el acceso a créditos productivos.

Los líderes del movimiento advirtieron, sin embargo, que mantendrán los bloqueos “hasta tener compromisos firmes y medibles”, pues la situación del campo “ya no resiste promesas”.


Conclusión

Los bloqueos agrícolas han puesto al país frente a una realidad incuestionable: sin campo no hay nación.
La protesta, más que un acto de presión, es un grito por la dignidad de millones de trabajadores rurales que sostienen la mesa de todos los mexicanos.
El desenlace de esta movilización podría marcar el rumbo de la política agroalimentaria de los próximos años y redefinir la relación entre el gobierno y quienes cultivan la tierra.

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