Rusia consideró hoy que el derribo de uno de sus aviones de combate por la aviación turca es un “incidente serio”, mientras helicópteros buscan a los dos pilotos que reportes oficiales consideran saltaron a tiempo de la nave.
El vocero presidencial de Rusia, Dmitry Peskov, dijo que el derribo es un “incidente muy serio”, acotó que aún es muy pronto para obtener conclusiones y pidió esperar hasta que la situación se aclare, señaló el sitio de noticias RT.
El funcionario añadió su certeza de que la nave se encontraba sobre suelo sirio y no había violado el espacio aéreo turco.
Por su parte el ministerio ruso de Defensa indicó que cuenta con información de que ambos pilotos del SU-24 lograron eyectarse del avión.
De acuerdo a Sukhoi, el fabricante del SU-24, se trata de una nave capaz de lanzar ataques con bombas y misiles en cualquier tipo de clima y a todas horas, incluyendo objetivos terrestres y marítimos. Lo que no esperaron ver en Rusia fue ver su aeronave derribada.
La declaración del ministerio de Rusia de Defensa agregó que era más probable que el derribo haya sido resultado de un ataque con misil tierra aire que de la ofensiva de F-16 turcos.
En tanto helicópteros militares de Rusia están ya buscando a los pilotos, citó el sitio ruso RT a la agencia turca Dogan.
Mientras, fuentes presidenciales y el ministerio de Defensa turco dieron un nuevo reporte en que señalan que una nave de “nacionalidad desconocida” había sido derribada tras al menos 10 advertencias en cinco minutos de que estaba en el espacio turco. Era el bombardero de Rusia dicha aeronave desconocida.
El derribo ocurrió cerca de la frontera con Siria y la nave cayó en las inmediaciones de la villa de Yamadi, en la ciudad costera siria de Latakia, señalaron por su parte fuentes de la minoría turcomana en Siria.
Los primeros reportes indicaron que combatientes de ese grupo étnico detuvieron a uno de los dos pilotos del SU-24.
Aldeas de la minoría turcomana en Siria han sido bombardeadas por la aviación rusa que apoya al presidente sirio Bashar al-Assad.
Combatientes de ese mismo grupo étnico con apoyo militar turco combaten contra el Ejército Islámico (EI), que ejerce el dominio del norte de Siria, donde dice haber instaurado un califato.