El presidente Michel Temer emitió el martes un decreto para desplegar 9.000 soldados a patrullar Río de Janeiro hasta el 22 de febrero, una semana antes del fin del Carnaval. Eso es casi la mitad del total de efectivos que protegieron los Juegos Olímpicos.
La decisión se dio en parte a pedido del gobernador de Río de Janeiro, Luiz Fernando Pezao, de tener a los militares allí hasta el 5 de marzo. El ministro de Defensa Raúl Jungmann dijo en conferencia de prensa que los soldados ya están patrullando las calles.
“Se trata de una medida preventiva”, expresó Jungmann, añadiendo que la situación en el estado está bajo control y que las agencias del orden cuentan con los recursos necesarios. “Hay protestas aquí pero no le ha impedido a los policías hacer su trabajo”.
Los soldados ayudarán a resguardar la ciudad en medio de amenazas de huelga por parte de policías y disturbios de anarquistas, y en momentos en que la legislatura se dispone a votar en torno a medidas de austeridad económica y empiezan las festividades del Carnaval. Los policías locales no han recibido sus salarios debido a la crisis financiera.
El despliegue de soldados en el estadio de Río podrá prolongarse varios días en caso de ser necesario, dijo Jungmann.
La medida ocurre luego de una ola de protestas que según policías les impidió cumplir con sus tareas de vigilancia durante una semana, y que desató una ola de delincuencia en el estado vecino de Espirito Santo.
Las autoridades allí iniciaron procesos disciplinarios contra decenas de oficiales.
Temer ha dicho que la huelga de policías en Espirito Santo es “un alzamiento en contra de la Constitución”.
Las autoridades ya iniciaron los procedimientos para despedir a 151 policías militares, dijo Gustavo Tenorio, portavoz del Departamento de Salud Pública estatal. Habrá otros 10 esta semana y también se está investigando la conducta de cuatro comandantes.
Debido a que la policía militar desempeña un papel importante en la seguridad, sus efectivos tienen prohibido declararse en huelga.
Las autoridades insisten en que los oficiales fueron los responsables de la protestas y que en efecto estaban involucrados en una huelga ilegal.
Cientos de agentes de la policía militar han vuelto a ejercer sus funciones en Espirito Santo. Soldados federales, convocados en lo peor de la crisis, continúan ayudando con las patrullas.