Centenares de miles de personas, millones según la prensa oficial, se concentraron el miércoles en todo Irán convocadas por las autoridades para apoyar al régimen y denunciar a los jefes de oposición, amenazados con procesos judiciales. Por la mañana una serie de manifestaciones congregaron a una multitud que denunciaba a los “hipócritas rebeldes” y reclamaba en algunos casos su “ahorcamiento”, según las imágenes mostradas por la televisión iraní. En Teherán, escenario el domingo de violentos enfrentamientos entre miles de manifestantes de oposición y las fuerzas del orden, centenares de miles de personas participaron en varias comitivas para denunciar el “complot” que tiene por objetivo “derrotar al régimen islámico”, según un comunicado oficial.
El régimen iraní respondió así a las manifestaciones antigubernamentales del domingo por todo el país, las más importantes y las más violentas desde las que siguieron a la reelección del presidente Mahmud Ahmadinejad en junio. Los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad causaron al menos ocho muertos, centenares de heridos y detenciones, según las autoridades. El miércoles, los contramanifestantes coreaban todo tipo de eslóganes favorables al régimen y al guía supremo iraní, el ayatolá Jamenei, y hostiles a la oposición, a la que prometían “destruir”, según las imágenes de las principales cadenas del país. En las calles de Teherán se las tomaron especialmente contra los principales “jefes de la rebelión”, nombre dado por el poder a la oposición, y sobre todo al ex primer ministro Mir Hossein Mussavi, según un periodista de AFP. “Muerte a Musavi”, “Musavi es un criminal, debe ser juzgado”, gritaban los manifestantes, que agitaban banderas iraníes.
Los eslóganes iban también en contra del ex presidente reformista del Parlamento Mehdi Karubi, otro dirigente de la oposición, y el ex presidente Akbar Hachémi Rafsandjani, que conserva posiciones importantes en la cúpula del régimen pero al que se acusa de estar demasiado cerca de los opositores. “Tenéis que arrepentiros”, les lanzó en un discurso el ayatolá Ahmad Olh Odaei, miembro de la Asamblea de expertos, instándoles a romper con la contestación, “si no el pueblo y este régimen os considerarán como enemigos de Dios”.
Se organizaron centenares de manifestaciones a instancias de las autoridades, pero también de las administraciones, de cuerpos oficiales como los Guardianes de la Revolución, de las escuelas religiosas, de asociaciones locales o de algunos mercados, como el de Qom (sur de Teherán), que cerraron. El procurador general iraní, Gholamhossein Mohseni Ejeie, citado por un diputado conservador, anunció el miércoles en el Parlamento reunido a puerta cerrada que se iniciarán “diligencias” contra Musavi, Karubi y otros “jefes de la rebelión” no identificados.
Sin embargo, no “habló de arresto”, aunque los diputados lo pedían, según la misma fuente. El jefe adjunto de la policía iraní Ahmed Reza Radan confirmó por su parte ante el Parlamento que “la detención de los jefes de la contestación no está en el orden del día”. “No queremos darles importancia deteniéndoles”, explicó. El presidente Ahmadinejad criticó otra vez a los dirigentes occidentales que denunciaron la represión de las manifestaciones de oposición del domingo.
“Le aconsejo a Obama y a ciertos dirigentes europeos que aprendan las lecciones de sus antecesores y que no crean que pueden dividir al pueblo iraní haciendo escándalo”, declaró en la televisión.