Hace varias décadas, las naciones más poderosas del mundo emplearon satélites-espÃa militares para detectar supuestas armas nucleares ocultas en manos de sus enemigos polÃticos. Con estos programas descubrieron misteriosas explosiones de rayos gamma, pero su origen no estaba en la Tierra y ni siquiera en nuestra VÃa Láctea -como se confirmó después- sino en lejanas galaxias ubicadas a miles de años luz de distancia.
Hoy, el origen de estas grandes explosiones altamente energéticas -se cree que emiten en pocos segundos tanta energÃa como la que el sol arrojará a lo largo de sus 5 mil millones de años de vida- sigue siendo una incógnita. Y para tratar de descifrarlo, un equipo de cientÃficos de México y EU alista un ambicioso proyecto de observación celeste.
Esta empresa, denominada RATIR (Reionization and Transients Infrarred Camera, Cámara Infrarroja para Reionización y Fuentes Transitorias ) es el primer paso para establecer una colaboración más cercana entre las entidades participantes: la Universidad de Berkeley (California, EU); el Centro de Vuelos Espaciales Goddard, de la NASA, asà como la UNAM y el Instituto Nacional de AstrofÃsica, Ã?ptica y Electrónica (INAOE) por parte del paÃs.
RATIR aprovechará recursos tecnológicos ya disponibles, como el satélite Swift, de la NASA, en órbita desde 2004 y que permite monitorear explosiones gamma con un amplio campo de visión, pero con baja capacidad de resolución. Al detectar uno de esos inusuales fenómenos, el artefacto indica en qué posición están y los analiza con sus telescopios, que operan en rangos desde el óptico hasta el ultravioleta o rayos X.
Los cientÃficos pretenden que cuando el Swift detecte un nuevo estallido de ese tipo (fenómeno que ocurre tÃpicamente una vez por semana) y envÃe su correspondiente señal, en la Tierra ya estén sincronizados otros equipos de observación capaces de captarlo y producir una mejor calidad de imágenes.
La aportación mexicana será uno de los tres telescopios (el de 1.5 metros de diámetro) emplazados en el Observatorio Astronómico Nacional (OAN) en la Sierra de San Pedro Mártir, Baja California, que ya está en proceso de robotización para poder seguir las señales enviadas por el Swift de manera automática y en tiempo real. Al instrumento se le acoplará la cámara RATIR, cuya construcción comenzará una vez que concluya la etapa actual de revisión del diseño.