Cacao mexicano pierde popularidad entre chocolateros belgas. El cacao mexicano ha dejado de ser rey en el país del chocolate, tal como se observa en la tercera edición del Salón del Chocolate de Bruselas, que reune este fin de semana a un centenar de expositores.
En los puestos que llenan el salón del Brussels Expo, el centro de convenciones de la capital belga, que espera la asistencia de más de 30 mil visitantes, destaca la nueva tendencia entre los chocolateros de poner en valor el origen de los granos de cacao.
“Ya no basta con usar el mejor chocolate. Queremos que los consumidores sepan de donde vienen los granos. Eso valora el producto”, explicó a Notimex Erik Sauër, fundador de la compañía holandesa El Sauco, especializada en los llamados “chocolates de origen”.
Los rótulos de los productos señalan la procedencia de los granos, a ejemplo de los vinos: Madagascar, Vietnam, Togo, Gana y los países de América del Sur son los más populares.
México, la cuna del chocolate, brilla por su ausencia en casi todos los puestos.
“Preferimos trabajar con producciones de florestas tropicales, como las de Colombia, Brasil, Perú y Ecuador, porque tienen un sabor más acentuado”, justificó Sauër.
No obstante, el museo belga del chocolate, Chocostory, encargado de recordar la historia de ese producto en el salón, no dejó de destacar su origen en México y la utilización que hacían de ello los mayas y aztecas.
Además del chocolate como bebida sagrada de las poblaciones prehispánicas y el chocolate consumido en barra en los días de hoy, el salón trae también el producto en formas más inusitadas.
Cremas o exfoliantes para el rostro, polvo para baño, aromatizante de té, queso e incluso vestidos llaman la atención del público.
“Tiene un sabor exquisito, especial. Pero prefiero el natural”, dice en una mueca un visitante al probar un trozo de queso emmental con astillas de chocolate negro.
Algunos expositores proponen demostraciones de cómo combinar el chocolate con champán o con otro producto símbolo de Bélgica, la cerveza.
Los visitantes también pueden participar de clases de cocina y probar todo tipo de postres y golosinas hechos con y sin chocolate.
De hecho, el producto más buscado en el salón parece no ser el que le da su nombre, sino el “macarrón”, un delicado bizcocho relleno de origen francés que no siempre lleva chocolate y que puede, incluso, ser salado.