“Sí, divulgo su dirección. El mundo vigila mucho más”, advierte Tony Corcoran, una de las personas que estos días emplea su tiempo libre en recorrer las comunidades de Beverly Hills, West Hollywood y otros lugares para buscar a gente que malgasta agua durante la peor sequía de California en la memoria reciente. Corcoran calcula haber subido a YouTube más de 100 videos de derrochadores, que incluían sus direcciones.
Otros tuitean las direcciones con fotos de los malhechores, empleando etiquetas como (hash)DroughtShaming (“vergüenza seca”). Otros hacen fotos con sus celulares y las envían directamente a las autoridades.
Pero no todo el mundo está contento con eso.
Una mujer que se cansó de lo que hablaba Corcoran mientras regaba las plantas dirigió su manguera de riego hacia él.
En Beverly Hills, cuando estaba mostrando a un periodista y un fotógrafo el agua que corría por la calle ante una mansión, el enfadado habitante llamó a la policía. Dos autos patrullas respondieron con rapidez, pero los agentes no tomaron medidas.
En Hollywood, Sam Bakman, que gestiona un condominio, dijo que su edificio se vio expuesto por error hace poco por alguien en Twitter, debido a un aspersor roto que fue reparado con rapidez. Bakman mostró a un periodista las restricciones de la ciudad sobre el riego y señaló que los temporizadores de su sistema están dentro de lo permitido.
“Si pensaban que estábamos haciendo algo mal, ¿por qué no llamar a mi puerta?”, preguntó.
Corcoran, que administra un grupo de restaurantes y conservó su actitud neoyorquina cuando se trasladó hace poco a la relajada Los Ángeles, no se arrepiente. “De lo que se trata es de que la gente cambie, no de avergonzarlos”, dice.
La sequía en California está en su cuarto año sin visos de amainar, y el gobernador ha ordenado a todo el mundo que utilice un 25% menos de agua. Los que buscan a los infractores dicen que la mejor forma de conseguirlo es dejar de regar el pasto del jardín. O al menos, tener cuidado al hacerlo y no dejar que se derrame agua en la calle.
“Iba de pasajero en un auto y lo primero que vi fue agua por la calle. Y cuando avanzamos vi el aspersor roto”, comentó Patricia Perez, de Eagle Rock, que no tardó en tuitear una foto del desastre. También escribió a la agencia local de agua.
“Cuando intentas hacer lo mejor que puedes a nivel personal, e intentas ahorrar agua, es muy molesto”, comentó, explicando uno de los motivos para esta práctica de la denuncia pública.
Dan Estes, que comercia con bienes raíces, ha llegado a desarrollar su propia aplicación gratuita, DroughtShame, que registra el lugar y el momento en el que la gente ve un derroche de agua.
A diferencia de otros, no está a favor de incluir el rostro de los infractores o exponerles al mundo. La gente que utiliza su aplicación le envía la información y la foto, y él la reenvía a la agencia de aguas pertinente.
Una vez, señaló, denunció a la escuela preescolar que hay junto a su apartamento. “El temporizador de sus aspersores estaba apagado. Esas cosas estuvieron en marcha cinco horas y la vereda era un río”. Lo que hizo fue público, pero sin iniciar una confrontación, señaló.
Veinte minutos después de denunciarlo, los aspersores estaban apagados.