La industria de las piscinas y circuitos termales en California ha lanzado una campaña para mostrarse como una opción para jardines responsables con la sequía, mientras el estado entra en su cuarto año de sequía estival, con las piscinas residenciales y otros consumidores de agua cuestionables en el punto de mira.
Mientras los vecinos en California luchan para reducir su consumo de agua potable en un 25%, la Asociación de Piscinas y Spas de California ha lanzado una campaña llamada Let’s Pool Together, y presiona a las administraciones de distritos que gestionan el agua para evitar las prohibiciones propuestas al llenado de piscinas y circuitos termales.
El sector cita un estudio interno, según el cual una piscina de tamaño promedio, con una parte de terrazo, utiliza un tercio del agua necesario para regar un jardín con césped después del llenado inicial.
“No decimos `Resuelva la sequía, ponga una piscina’, pero la conclusión es que la gente que pone una piscina está tomando una decisión de hacer algo más eficiente con el agua en su jardín. Están ahorrando agua”, indicó John Norwood, presidente de la Asociación de Piscinas y Spas de California. “Las piscinas son una forma de jardín”.
Algunos expertos en ahorro de agua pusieron en duda los cálculos de la industria y señalaron que en el mejor de los casos, las piscinas y jardines residenciales utilizan aproximadamente la misma agua tras un llenado inicial. Hay 1,18 millones de piscinas residenciales en California, según Metrostudy, que recoge información sobre viviendas.
Al menos una docena de ciudades y distritos en las zonas más golpeadas por la sequía han prohibido la emisión de nuevos permisos para piscinas, rellenar nuevas piscinas y vaciar y rellenar las ya construidas.
El distrito de aguas de la Costa Sur, una de las áreas más lujosas del condado de Orange, prohibió el llenado o rellenado de piscinas residenciales, y la ciudad de San José, que intenta reducir su consumo de agua un 30%, hizo lo mismo en abril. Esa ciudad también prohíbe rellenar las piscinas existentes con más de un pie de agua, aunque el alcalde sí señaló que las piscinas sin llenar serían pistas de patinaje fantásticas. Por lo general, las prohibiciones no afectan a piscinas comunitarias.
“Estamos en una sequía muy significativa. Pedimos a la gente que no riegue sus jardines”, dijo Kerrie Romanow, directora del departamento de servicios medioambientales de San José. “Eso requiere un cierto nivel de sacrificio”.
Al mismo tiempo que ciudades e instituciones aplican restricciones, los contratistas experimentan un pequeño aumento de demanda al terminar la recesión. Las solicitudes de permisos para piscinas cayeron de forma drástica durante la recesión, pero los constructores en zonas sin restricciones relacionadas con el agua dicen que el negocio va en alza esta primavera.
El crecimiento es menor en California que en otras zonas cálidas como Florida, Texas y las Carolinas, que no se enfrentan a una intensa sequía, señaló Toby Morrison, gestor nacional de ventas en Metrostudy.
“Nuestras ventas han subido de forma significativa, pero no tenemos ni idea de cuánta gente se ve influida por leer el diario y decir, `Vaya, puede que no pueda llenarla o quizá me tiren piedras los vecinos si construyo una'”, comentó Cecil Fraser, propietario de Swan Pools en el lago Forest, California.
Leigh McDonough vive en California, y su deseo de tener una piscina pesó más que su preocupación por la sequía cuando se compró una nueva casa.
Ella y su esposo investigaron en internet y descubrieron estadísticas que decían que su futuro oasis consumiría la misma agua que el jardín, y quizá menos si utilizaban una cobertura para la piscina y añadían plantas tolerantes a la sequía en el resto del espacio. Su distrito aún no ha restringido el agua de las piscinas, y McDonough llenó la piscina de 21.000 galones (unos 80.000 litros) el mes pasado con dos mangueras.
“Para nosotros, era en cierto modo algo imprescindible cuando compramos esta casa”, comentó McDonough, que espera sustituir el césped del jardín delantero por hierba artificial. “Así que estoy contenta de que esté hecha, y que pudiéramos llenarla”.
Los expertos advierten que los cálculos que comparan jardines y piscinas dependen de demasiadas variables como para ser fiables, como cuánta agua se salpica, si hay una cubierta de piscina para evitar la evaporación y la frecuencia con la que se regaba el jardín.
Al final, el agua empleada por piscinas y jardines de césped es similar, señaló Peter Gleick, presidente del Instituto Pacífico en Oakland, un instituto de investigación sin ánimo de lucro centrado en el medio ambiente y la sostenibilidad. Y dejar que el césped se seque o replantar con plantas de desierto requiere mucha menos agua que una piscina, así que la comparación pierde sentido, señaló.
“Esto son lujos y estamos en una sequía muy mala, todo el mundo tiene que ponerse a la altura en lugar de señalarse entre sí”, dijo Gleick