En una campaña presidencial donde los aspirantes se presentan como defensores de la clase media y piden dinero a los ricos, los problemas que sufren los pobres empiezan a ser tema de debate.
Las tensiones en Baltimore y en Ferguson, Missouri, entre otros lugares, fuerzan a los candidatos a indagar en las relaciones complejas entre las comunidades pobres y la policía, así como los problemas profundamente arraigados entre las 45 millones de personas atrapadas en la pobreza en Estados Unidos.
Pero las respuestas a los antiguos problemas económicos, educativos y de seguridad en los vecindarios de escasos recursos plantean un desafío con escasos acuerdos sobre las soluciones.
El presidente Barack Obama, visiblemente furioso, retó a la nación a hacerse un “examen de conciencia” después de los disturbios en Baltimore que siguieron a la muerte de Freddie Gray, de 25 años, cuando se encontraba detenido por la policía. Hubo otros altercados cuando murieron hombres o jóvenes negros a manos de policías en Ferguson; Saten Island, Nueva York; Cleveland, Ohio y North Charleston, Carolina del Sur.
“No me hago ilusiones de que el Congreso actual realice grandes inversiones en las comunidades urbanas”, dijo Obama. “Pero si de verdad queremos resolver el problema, si nuestra sociedad realmente quisiera resolver el problema, lo haríamos”.
Algunos aspirantes republicanos a suceder a Obama consideran que el llamado a gastar más dinero en zonas pobres pone de manifiesto el problema con muchos de los programas vigentes para combatir la pobreza. El Partido Republicano generalmente se opone a incrementar el gasto interno y dirigentes del partido suelen repetir que los programas federales son enormes e ineficientes.
“¿En qué momento llega uno a la conclusión de que los programas de gobierno contra la pobreza que van de arriba hacia abajo han fracasado?”, se preguntó Jeb Bush, ex gobernador de Florida y previsible aspirante a la candidatura presidencial. “Creo que debemos participar en el debate como conservadores y decir que hay un enfoque de abajo hacia arriba”.
En las últimas campañas los republicanos se han visto en dificultades para superar la imagen de un partido que se interesa poco por la suerte de los pobres.
Mitt Romney, el candidato en las elecciones de 2012, fue criticado por decir que no estaba “preocupado por los muy pobres” y que no era su tarea preocuparse por el 47% de los estadounidenses que, según él, “creen que el gobierno tiene la responsabilidad de ocuparse de ellos”.
Más del 60% de los votantes que ganaban menos de 30.000 dólares anuales votaron por Obama en esa campaña, según encuestas de boca de urna.
Los negros e hispanos, que dieron apoyo abrumador a Obama en las dos últimas elecciones presidenciales, tienen una alta probabilidad de ser pobres. Según el censo, el 27% de los negros y el 25% de los hispanos eran pobres en 2012, en comparación con 12,7% de los blancos.