El estudio de grabación, a unas cuadras de las playas de Santa Mónica, está completamente a oscuras. Solamente una luz ilumina una silla, en la que está Natalie Cole. David Foster, el productor discográfico de Barbra Streisand y Andrea Bocelli está sentado atrás, en una sala donde menos de 50 privilegiados pudimos escuchar a Natalie cantando en español por primera vez.
Sí, tal cual como lo había hecho su padre, Nat King Cole, pero con una mejor causa: el agradecimiento a nuestra comunidad por haber recibido el trasplante de hígado de una desconocida salvadoreña.