Por El Enigma
Me disculparan pero dentro de la tragedia que Japón está viviendo sin duda alguna se está dando una muestra de lo que es el orden y la prevención.
Las alertas de tsunami provocadas tras el terremoto que golpeó Japón pusieron a prueba el viernes los planes y programas de protección civil nipona que hace que todos por su propio convencimiento, hagan caso a las indicaciones de la autoridad y con ello se salven miles de vidas.
Es cierto que no tenemos un conteo seguro oficial hasta el momento, pero las estimaciones hasta ahorita son de no más de 1500 víctimas (contando a las desaparecidas).
Pero al contrario de Japón, los usualmente precarios sistemas latinoamericanos de advertencia han quedado en evidencia luego de que Japón diera señales de alarma ante posibles tsunamis en diversas riveras del océano pacifico.
Mientras los planes y programas así como sistemas de alarma remota y pronta han salvado vidas en Japón, en Latinoamérica hay un dejó de que ante estas eventualidades no hay más que la improvisación y el sentido común.
Lo vimos en muchos sitios donde las fuerzas del orden estaban para cuidar que en realidad nadie entrara al mar en las próximas horas y eso de que nos e esperaba algo violento pero si mayor al común denominador de las marejadas que se tienen en los lugares.
Y es que después del terremoto de 8,9 grados y el tsunami en Japón, los gobiernos latinoamericanos tuvieron varias horas para adoptar acciones de prevención y alertar a sus poblaciones costeras ante la posibilidad de que un tsunami llegara a las costas.
¿Que demonios ocurriría si el sismo ocurre en mitad del mar y no hay quien de la voz de alarma?
Para reflexionar.