Todo vuelve a cambiar siempre, la velocidad de los cambios es proporcional a la capacidad de reacción y de aceptación al cambio.
Cuando todo cambia y sobre todo cuando los cambios se dan a tal rapidez que nos acomodamos dentro de las incomodidades, debemos de valernos de la adaptabilidad. Yo soy una de esas personas que experimentan cambios a alta velocidad y también soy una de esas personas que no sabe ¿Por qué?, pero se adapta.
Puedes estar totalmente adaptado a una incomodidad, yo me encuentro adaptada a la incomodidad de los cambios, ¿pero que nos hace adaptarnos a las incomodidades?, ¿Qué nos lleva a decir, no importa la velocidad con la que se produzcan dichos cambios,
si ya me encuentro adaptada a ellos? Yo no sé porque me adapto, yo no sé porque acepto los cambios con mucha naturalidad y tampoco sé porque vivo un cambio tras otro.
Yo soy una de esas personas que ya no quiere cambios, quiere estabilidad.
Los cambios, la velocidad de los mismos y la adaptabilidad a su incomodidad nos ciegan.
El cambio de residencia temporal para incorporarme al proyecto de tv y radio para un candidato, me llevo a dejar a Carlota y Fabio, mis peces beta y única responsabilidad en la vida, en manos de mi primo Juan An y así como dicho cambio llegó, ahora un nuevo cambio se acerca, terminó el proyecto y tengo que regresar a la ciudad de México, poner
en orden mi vida, encontrar el sentido de las cosas y sobre todo, adaptarme al cambio de regresar una vez más a la inestabilidad en espera del próximo cambio.
Todo vuelve a cambiar siempre. Ya llegué, ya estuve y ya voy de regreso. Voy corriendo camino a la incomodidad de la inestabilidad propia del cambio. Yo soy una de esas personas que persiguen estabilidad. Y yo no sé porque la vida en vez de estabilidad de
trae más cambios, siempre cambios, los asumo y sigo adelante.
Todo vuelve a cambiar siempre. Ya que yo soy una de esas personas, a la cual la incomodidad del cambio le acomoda.