Azotado por el recorte drástico de la contribución pública, el Carnaval de Río de Janeiro negocia a contrarreloj para obtener patrocinios privados que permitan celebrar en febrero el célebre desfile en el Sambódromo de las escuelas de samba.
El alcalde de Río, Marcelo Crivella, anunció en junio una reducción del 50 por ciento (de 24 a 12 millones de reales, de 7.5 a 3.7 millones de dólares, respectivamente) en las contribuciones municipales para las escuelas de samba, y desde entonces los organizadores buscan alternativas para poder celebrar el evento.