Satao fue agredido con flechas envenenadas en el Parque Nacional Tsavo al sureste del país.
Funcionarios encargados de la vida salvaje encontraron el cuerpo del animal con dos orificios enormes en donde antes estaban sus colmillos. Su rostro estaba tan mutilado, que las autoridades usaron otras maneras para identificarlo, incluyendo sus orejas y un patrón de barro apelmazado en su cuerpo.
“Satao está muerto, fue asesinado por cazadores de marfil que le arrojaron flechas envenenadas para alimentar la insaciable demanda de marfil en otros países. Una gran vida perdida para que alguien lejos de aquí pueda tener una baratija en su chimenea”, dijo Tswavo Trust, una organización sin fines de lucro de Kenya, en un comunicado emitido el viernes. “Descansa en paz, viejo amigo, serás extrañado”.