C.J. Nitkowski no tenía nada que perder en la primavera de 2011. La articulación del hombro izquierdo, de la que había dependido durante una década como lanzador de las ligas mayores, estaba en las últimas. Tenía 38 años y lanzaba a una velocidad inferior a lo que se esperaba. Alguien le comentó de la terapia de células madre.
A esa altura de su vida, una operación quirúrgica y la consiguiente larga rehabilitación habrían puesto fin a su carrera. Por eso, Nitkowski pagó 3.000 dólares para que le extrajeran células madre de la cadera y después se las inyectaran en el hombro afectado.
“Lo consideré un último recurso”, dijo el pelotero.
La mejora en su condición física le ayudó a firmar un acuerdo de ligas menores con los Mets de Nueva York en 2012. Aunque nunca regresó a las ligas mayores antes de retirarse en 2013, Nitkowski está seguro de que aprovechó todo su talento natural. Si bien no es precisamente un partidario de la terapia de las células madre (también conocidas como troncales o germinales), es uno de los pocos atletas que revelaron públicamente haberse sometido a dicho tratamiento y comprende por qué muchos jugadores activos lo consultan al respecto.
“No puedo dar una recomendación”, afirmó. “Solo puedo contar mi experiencia. Con base en lo que creo, siento que (esa terapia) equivaldrá a un mantenimiento, si es que genera tejidos”.
Esa incertidumbre es problemática para los atletas profesionales y los equipos que les pagan millones de dólares. Varios años después del procedimiento al pelotero, el debate acerca de la eficacia de la terapia de células madre para ayudar a rehabilitar las lesiones deportivas sigue sin decidirse.
Quizás se deba a la falta de estudios y a las novedades sobre su eficacia o también al entusiasmo desmedido que a veces suscitan los nuevos tratamientos con supuesto tinte milagroso.
Sin embargo, jugadores y agentes prestan atención.
“Quieren lo más nuevo, todo lo que permita a los muchachos un par de años más en la liga”, comentó el doctor Jim Bradley, cirujano ortopédico de los Steelers de Nueva York en la NFL. “Si yo fuese un agente, buscaría lo mismo”.
Aunque Bradley es optimista sobre su potencial, pasa bastante tiempo explicando exactamente lo que puede lograr la terapia en cuestión. Las células madre de los adultos son células indiferenciadas que se hallan en todo el organismo, que se pueden dividir rápidamente y contribuir a reparar tejidos. Se considera que esas células pueden obrar como refuerzo de un músculo o articulación lesionados.
El problema es que casi todas las pruebas son circunstanciales, anecdóticas; no hay confirmación definitiva con pruebas clínicas, pero eso no ha enfriado el interés. “Todos quieren respuestas inmediatas”, explicó Bradley.
No es fácil en Estados Unidos, donde las regulaciones médicas son más restrictivas que en otros sitios. Para evitar el escrutinio de la Administración de Alimentos y Medicamentos (Administración de Alimentos y Medicinas de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) por sus siglas en inglés), los médicos suelen efectuar procedimientos rápidos similares al que recibió Nitkowski.
Sin embargo, en el exterior es distinto. Algunas clínicas en varias naciones de Europa, Asia y en Australia ofrecen terapias mucho más enérgicas. A los pacientes les extraen células madre que después cultivan en un laboratorio durante semana, produciendo millones de células nuevas.
Bradley considera que esas naciones están adelantadas 10 años respecto de Estados Unidos en la terapia con células madre. Ha remitido a algunos pacientes (aunque no a los jugadores de los Steelers, siguiendo la política del club) a un consultorio en las Islas Caimán que considera seguro.
Los atletas que viajan al exterior suelen hacerlo discretamente. Versiones de prensa dijeron que Peyton Manning viajó a Alemania en 2011 mientras convalecía de una operación quirúrgica en el cuello, pero el jugador no ha hablado públicamente sobre el tema. El estelar tenista español Rafael Nadal recibió tratamiento de células madre en 2014 para aliviar un problema de espalda pero no ha apoyado públicamente el procedimiento.
Los equipos profesionales en Estados Unidos no pueden prohibir a sus jugadores lesionados que busquen todas las opiniones que les parezca, pero los equipos no apoyan automáticamente determinados tratamientos.
“Si el jugador hace algo que no recomendamos, depende más bien de ellos”, afirmó el gerente general de los Steelers Kevin Colbert. “Recomendamos firmemente que se queden aquí”.
El médico que trató a Nitkowski, el doctor Joseph Purita, aplicó terapia de células madre al pelotero Bartolo Colón en la República Dominicana en 2010. Un examen que se le tomó posteriormente reveló la presencia de testosterona y fue suspendido por 50 juegos. Purita negó haberle proporcionado estimulantes, pero el hecho desalentó a los equipos.
“Viajar a un sitio como las Islas Caimán es como decir `Me voy a México para que me operen de apendicitis y ahorrar 80 dólares'”, comentó el doctor Matthew Matava, director médico de los equipos Rams y St. Louis Blues en St. Louis.
En algún sentido, la investigación sobre la terapia de células madre está en pañales. “Hay mucha exageración, mucho mercadeo”, afirmó Matava, presidente de la Sociedad de Médicos de la NFL. “El mercado parece anteponerse a la investigación y la confirmación”.
El doctor Freddie Fu, director médico del programa atlético de la Universidad de Pittsburgh, es escéptico. Ha tenido células madre en su laboratorio durante quince años pero se niega a aplicarlas a seres humanos debido a la incertidumbre, incluso lo imprevisible que pueden ser las células manipuladas una vez que se insertan en un área nueva.
“Uno puede tener una célula benéfica y otra dañina”, agregó. “Uno no sabe para dónde va a salir”.
Fu es partidario del progreso, pero pese al avance de la medicina deportiva en el último medio siglo, algunas leyes de la naturaleza son inapelables. “Si uno se lastima tardará algún tiempo en cicatrizar. Es parte de la vida”, sentenció.