Un día después de que militantes armados ingresaran a la Garissa University College en Kenia y asesinaran a 147 personas, las autoridades y las familias comenzaron el proceso de identificación de las víctimas.
Algunos cadáveres están siendo trasladados a Nairobi para intentar reducir la carga de la morgue local. Cerca de 80 heridos continúan hospitalizados y cientos de estudiantes que salieron ilesos del atentado están siendo evacuados de las residencias universitarias, ante el anuncio de las autoridades del campus de que el mismo será “cerrado indefinidamente”.
El ataque es considerado el peor en Kenia desde las explosiones en la Embajada de Estados Unidos en 1998, cuando cientos de personas murieron en un ataque coordinado por varios camiones con explosivos.
El grupo extremista islámico Al-Shabab, responsable del ataque, dijo que estaba buscando cristianos entre los estudiantes, y separándolos de los musulmanes, en una “operación contra los infieles”. Los cuatro hombres armados que ingresaron a la universidad fueron eventualmente arrinconados y asesinados.
El Ministerio del Interior ha publicado una imagen de quien consideran el cerebro de la operación terrorista, Mohamed Mohamud, por quien ofrecen una alta recompensa a quien dé información sobre su paradero. “Este es un momento para que todos a lo largo del país estemos vigilantes mientras continuamos enfrentando y derrotando a nuestros enemigos’, dijo el Presidente Uhuru Kenyatta.
El mandatario ordenó que 10.000 jóvenes reclutados para la policía comiencen de inmediato sus entrenamientos, luego de que tal proceso fuera frenado en julio por una orden judicial. Kenyatta considera que la escasez de personal de seguridad ha afectado a la nación en momentos como estos.
El Papa Francisco envió un mensaje, a través del Secretario de Estado de El Vaticano Pietro Parolin, a la Conferencia Episcopal de Kenia en la que expresa su profunda tristeza por la “inmensa y trágica pérdida de vidas” debido al ataque del jueves. “En unión con toda la gente de bien en todo el mundo, Su Santidad condena este acto de brutalidad sin sentido”.