La reacción de los grupos afines a la violencia aprovechan el momento. Se dicen demócratas de izquierda y actúan como salvajes. Por segunda vez en este mes, maestros de la CETEG y normalistas de Ayotzinapa atacaron el Palacio de Gobierno de Guerrero, incendiaron una docena de vehículos y apedrearon las oficinas.
Sacan jugo al frágil momento que vive el país y a la prudencia de Rogelio Ortega, el gobernador. No hay una condena seria de los partidos de izquierda, como el PRD.
Lo que toca es aplicar la ley, hacer valer el Estado de derecho, les guste o no. Exigir justicia con violencia no debe permitirse.