Investigadores de los derechos humanos de la ONU dijeron el lunes que los activistas en China estaban bajo una creciente presión del Estado, vinculando las medidas con la entrega del premio Nobel de la Paz al disidente Liu Xiaobo.
Los tres investigadores demandaron la liberación de Liu, quien está cumpliendo una condena de 11 años por cargos de subversión, y un cese de las acciones contra su esposa y sus seguidores.
El equipo, formado por miembros de países en desarrollo, dijo que tenía reportes de más de 20 detenciones de defensores de los derechos humanos y otras medidas como arrestos domiciliarios, restricciones a los viajes, intimidación y bloqueo de las comunicaciones.
“Esta reciente y alarmante tendencia de censurar cada vez más el espacio para ejercitar el derecho a la libertad de expresión y la capacidad de los defensores de los derechos humanos chinos de conducir actividades pacíficas y legítimas pone en duda el compromiso (…) en promover y proteger los derechos humanos universales”, dijeron los investigadores.
El equipo, que está formado por Margaret Sekaggya, de Uganda; Frank La Rue, de Guatemala, y El Hadji Malick Sow, de Senegal, reporta al Consejo de los Derechos Humanos de la ONU, formado por 47 naciones y donde una mayoría de países en desarrollo generalmente bloquea las críticas a China.
El viernes pasado se realizó en Oslo la ceremonia formal de entrega del premio Nobel a Liu, autor de una declaración sobre cómo alcanzar la democracia en el gigante asiático. Pero el ex profesor de literatura tuvo que ser representado con una butaca vacía y un retrato porque no pudo asistir al evento.
La semana pasada, grupos que a menudo critican a la ONU criticaron a la alta comisionada de Derechos Humanos del organismo, Navi Pillay, en declaraciones levantadas en internet y por algunos diarios estadunidenses y europeos por presuntamente negarse a asistir a la gala en Noruega.
Uno de ellos dijo que se había “rendido” ante China, que según los diplomáticos presionó fuertemente a muchos países en desarrollo -sobre todo aquellos con los que tiene sólidos vínculos comerciales- para que no concurran al evento del Nobel.
Pero en una conferencia de prensa el jueves, Pillay, una ex jueza sudafricana, dijo que no había sido invitada y defendió a Liu como un pacífico defensor de los derechos humanos que debía ser liberado