Miles de capitalinos y mexiquenses acuden a los negocios del Centro Histórico de la Ciudad de México para hacer sus compras, -las últimas o en su totalidad- de uniformes, libros y útiles escolares.
En vísperas del regreso a clases resulta casi imposible caminar por las calles infestadas de personas, puestos improvisados en banquetas y gritos de expendedores de toda clase de artículos relacionadas con el regreso a clases.
Afuera de librerías, papelerías y tiendas de artículos escolares las filas se extienden inmensas hasta hacer que la atención de los dependientes parezca lenta.
El Centro Histórico es el sitio más concurrido para ese tipo de compras en estas fechas, porque la gente coincide en que “encuentras todo” y “es más barato que en cualquier otro lado”.
Así, sólo basta armarse de una paciencia infinita para conseguir los mejores precios.
Pero “vale la pena, porque el regreso a clases saca fuego”, según la expresión de Catarino Méndez Montalvo, profesor de sexto año de la escuela Plan de Ayala, ubicada en Naucalpan, estado de México.
El maestro, quien salió de una papelería ubicada en la calle de San Ildefonso, expresó que la compra se le dificultó, aun cuando sólo fue por 10 listas de asistencia para el control de alumnos.
“En Huixquilucan, donde vivo no las encuentro. Les llevo a todos mis compañeros”, indicó.
Dijo que él ya hizo las compras de útiles y uniformes para sus hijos, también en establecimientos del Centro Histórico, pero hace dos semanas.
“Aquí encuentro todo y es más económico incluso, hay quien compra por mayoreo y revende en otros lugares”, comentó.
En la calle de República de Argentina, en una librería lucen inmensas filas. Ahí Silvia Pérez avanza en busca de un solo libro para su hijo, del primer semestre de bachillerato.
Residente de la colonia Pantitlán, dijo que antes de llegar a la librería fue también al Paseo Zócalo-Pino Suárez, pero no encontró lo que necesitaba. Desde hace un mes que empezó su “guardadito” para los útiles, pero “no hay dinero que alcance”.
Explicó que ya pagó un libro de inglés de 150 pesos; uno de geografía, en 200, el uniforme de deportes de la preparatoria en 650 pesos, una guitarra, en mil 200 pesos y aún falta este libro.
“Lo veo por el lado amable, tenemos que apoyar a nuestros hijos y darles los elementos necesarios. Ya es cuestión de que ellos estudien y le echen ganas”, expresó la señora Silvia.
En la calle de Donceles, en otra librería, Graciela Rojas hace fila para preguntar por dos libros para su hija del segundo año de primaria. “Están caros”, dice refiriéndose a todo, uniformes, libros y útiles escolares, “por eso vengo aquí, que son más baratos”.
En la calle Del Carmen, los expendios de plumas, gomas, lapiceros, mochilas y toda clase de utensilios escolares concentran a un gran número de personas, que observan los artículos, preguntan precios y compran.
Ahí Martha Ruiz empezó las compras desde la mañana de este sábado para completar todo lo que necesitan sus hijos, uno de guardería y otro de vocacional y al mediodía no iba ni a la mitad.
Se quejó de lo lento que avanzan las filas y “ya he hecho tres”. Para ella, los precios son demasiado altos, por lo que desde hace dos meses hizo su “guardadito” para enfrentar estas compras.
En la calle de Moneda se escuchan los gritos de los vendedores ambulantes. “acércate al remate, casi regalamos”, son algunos de los gritos que se oyen al pasar.
En las salidas y entradas de la estación Zócalo del Metro las aglomeraciones dificultan pasar, debido a las miles de personas que siguen llegando a hacer las compras “de pánico” a poco más de día para que inicie el ciclo escolar 2010-2011.