Con Hillary Clinton en Las Vegas por 48 horas. Más allá de los grandes mítines, para observar de cerca a la candidata Hillary Clinton en campaña, su equipo invita a un grupo de periodistas, que se organizan mediante un sistema de “pool” similar al que se usa para cubrir al presidente de Estados Unidos.
El puesto de reportero escrito se va turnando entre cada uno de los periodistas de catorce medios, al que le corresponderá en la jornada cubrir y distribuir la información entre los demás. Dentro del grupo hay representantes de The New York Times, Washington Post, The Guardian… y demas agencias.
El pasado fin de semana, correspondió el turno a AFP, en Las Vegas, donde Hillary Clinton tenía programados encuentros con las comunidades hispanas, negras y asiáticas, que conforman alrededor de la mitad de la población de Nevada, y cuyo apoyo es clave para que la exsecretaria de Estado gane los “caucus” (asambleas de electores) del sábado próximo.
Nos convocan a las 07h30 de la mañana del sábado. Con nosotros va un equipo de la cadena ABC, que cubre el puesto de “pool” para televisión, un periodista de Bloomberg, algunos fotógrafos y dos reporteros locales de Nevada. Pasaremos el día juntos en una camioneta repleta de prensa “limpia”, es decir, aquella que ha pasado la revisión del Servicio Secreto estadounidense.
Primera parada: la entrada trasera del casino Harrah’s, en el corazón de Las Vegas, donde los agentes del Servicio Secreto en sus característicos trajes negros nos esperan. Avanzamos por un laberinto de corredores y escaleras, detrás de un equipo de la campaña de Clinton. Nuestro destino es una pequeña cantina sin ventanas para los empleados.
“Hola a todos”, dice al llegar Hillary Clinton, recibida con una ovación por las 80 mujeres de uniforme, que aprovechan para hacer fotos con sus teléfonos inteligentes.
“Las necesito el sábado”, dice Clinton al moverse de mesa en mesa, estrechando manos y posando para las fotos. Realmente no hay un diálogo, y no porque Clinton esté apurada, sino porque la audiencia parece estar más preocupada por lograr una imagen de recuerdo. Incluso se produce espontáneamente más de un momento gracioso, cuando algunas personas estrechan la mano de Clinton sin soltar el teléfono, para poder seguir grabando.
A una mujer que se acerca y le desea suerte, Clinton responde, mirándola a los ojos: “Muchísimas gracias”.
Sí hay un pequeño diálogo con el chef Richard Meves, que le cuenta a Clinton que, al igual que ella, creció en Park Ridge, cerca de Chicago. “¡No te creo!”, dice la candidata, antes de preguntarle en cuál escuela estudió. “El mundo es un pañuelo”, agrega.
Tras cinco minutos, el equipo de Clinton nos conduce al nivel de los restaurantes del casino, donde la aparición de la exprimera dama causó una pequeña conmoción entre los clientes que desayunan.
La sorpresa contrasta con las reacciones de los votantes en el estado de Iowa, donde los aspirantes a la Casa Blanca prácticamente “viven” por varias semanas antes de los caucus, que inauguran la temporada de primarias en Estados Unidos.
“¡Eres preciosa!”, grita una turista. “Muchas gracias”, responde Clinton. “Necesito de su ayuda el sábado”, repite.
Se topa con una pareja de hombres que llegaron a Las Vegas a casarse, aprovechando el fin de semana del día de San Valentín.
“Felicitaciones”, dice Clinton. “Nos tienen que dar una foto de la boda”, expresa, en medio de los gritos de una mujer que le pide una foto. “Un segundo, déjeme terminar la conversación con esta pareja”, le señala Clinton, en perfecta calma.