La historia de las Poquianchis salió a la luz el 25 de enero de 1964 se trata de las mayores feminicidas de la historia del país, cuatro hermanas que durante aproximadamente 10 años asesinaron alrededor de 150 mujeres, niños y clientes.
Las hermanas nacidas en Guanajuato y de nombres: Delfina, María de Jesús, Carmen y Eva González Valenzuela, eran producto de un matrimonio disfuncional compuesto por un policía del porfiriato y una fanática religiosa.
Se cree que durante su niñez fueron obligadas a ver asesinatos y demás crímenes de parte de su padre quien era conocido por ser corrupto.
La hermana mayor se casó con un abarrotero, donde se dió cuenta que las verdaderas ganancias se encontraban en la venta de alcohol, montaron un negocio juntos pero la administración era muy mala y finalmente quebró, la relación también terminó pero para ese entonces Delfina ya había aprendido a manejar un negocio y fue lo que hizo junto con sus hermanas.
Las hermanas durante su vida se habían encargado de tener diferentes negocios de índole ilegal, pero su rancho que funcionaba como prostíbulo instalado en 1954 en Lagos de Moreno, Jalisco de nombre “Guadalajara de noche”, fue el más famoso y rentable.
El prostíbulo tenía como clientes soldados, campesinos, policías políticos y comerciantes de la zona que prácticamente se encontraban totalmente coludidos con Las Poquianchis.
Se dedicaban a secuestrar niñas y ya privadas de su libertad las obligaban a prostituirse, hasta que una finalmente una valientemente se pudo escapar y fue con las autoridades, pero del estado de Guanajuato que no estaba coludido con la policía de Jalisco.
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Al momento de su captura vestían todas igual, con ropa totalmente negra y faldas largas ya que tenían influencia religiosa por parte de su madre, de la cual también recibían castigos desmesurados.
Durante el cateo del rancho las autoridades encontraron niñas, adolescentes y mujeres entre los 12 a 15 años en estado de desnutrición severa, un cementerio clandestino, frascos con embriones y rituales de brujería.
Fueron condenadas por secuestro, prostitución y homicidio con la pena máxima de 40 años, tres murieron en prisión y una en libertad.
MGG