Malasia inició el domingo una serie de conversaciones de alto nivel con países vecinos para buscar una solución a la creciente crisis migratoria, que tiene a miles de refugiados varados ante las costas de naciones del sudeste asiático sin que ninguna esté dispuesta a aceptarlos.
El ministro malasio de Exteriores, Anifah Aman, se reunió el domingo con su homólogo de Bangladesh, Abul Hassan Mahmood Ali, antes de los encuentros que tendrá con los cancilleres de Indonesia y Tailandia la próxima semana, dijo un funcionario que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a hablar con los medios.
Barcos cargados con más de 2.000 musulmanes rohingya que huyen de la persecución en Mianmar y migrantes de Bangladesh que escapan de la pobreza han llegado a Indonesia, Malasia y Tailandia en las últimas semanas. Pero miles más quedaron abandonados en el mar luego de una operación contra traficantes de personas que hizo que tanto capitanes como contrabandistas huyesen abandonando a sus víctimas.
Malasia preside en la actualidad la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASAN), compuesta por 10 países, y ha recibido críticas por ignorar durante mucho tiempo la difícil situación rohingya.
El viernes, el primer ministro de Malasia, Najib Razak, prometió tomar medidas ante las peticiones urgentes para hacer frente a la crisis humanitaria lanzadas desde Naciones Unidas, Estados Unidos y otros.
“Este es un tema de importancia internacional”, dijo Najib. “Estamos en contacto con todas las partes relevantes, con quienes compartimos el deseo de encontrar una solución a la crisis”.
ASAN tiene una estrictica política de no injerencia, que en el pasado impidió las críticas públicas a Mianmar y que, según los críticos, permite que sus estados miembro cometan abusos sin consecuencias.
Naciones Unidas calificó a los rohingya como uno de los grupos más perseguidos del mundo. Durante décadas se han enfrentado a discriminación permitida por el gobierno en Mianmar, de mayoría budista. En los últimos tres años, la etnia ha sido objeto de violentas turbas de extremistas budistas que causaron centenares de muertos y provocaron el éxodo marítimo en barcos desvencijados y sobrecargados operados por redes de trata de personas.
La mayoría intenta llegar a Malasia, un país de mayoría musulmana que ha acogido a más de 45.000 rohingya en los últimos años pero que sostiene que ya no puede aceptar más. Indonesia y Tailandia mostraron posturas similares – temiendo que aceptarlos terminaría en u flujo imparable de migrantes pobres y sin educación.
Los cancilleres de Malasia y Bangladesh se reunieron el domingo en el estado de Sabah, en la isla de Borneo, como parte de una ronda de consultas anual entre los dos países planteada con anterioridad, dijo el funcionario.
Se espera que Anifah se reúna con el ministro de Exteriores de Indonesia, Retno Marsudi, el lunes y haga lo propio con su homólogo tailandés, el general Tanasak Patimapragorn, en Kuala Lumpur el miércoles, agregó.
Se están haciendo esfuerzos para cerrar encuentros con representantes de Mianmar, agregó la fuente, sin ofrecer más detalles.
La cooperación de Mianmar se considera vital para resolver la crisis, pero su gobierno puso en duda ya su asistencia a una conferencia que se celebrará en Tailandia el 29 de mayo y en la que participarán 15 naciones asiáticas afectadas por la crisis.
“No estamos ignorando el problema migratorio, pero nuestros líderes decidirán si asistir a la reunión en base a lo que se va a discutir”, dijo Zaw Htay, director de la oficina del presidente de Mianmar, el sábado. “No vamos a aceptar las acusaciones de algunos de que Mianmar es el origen del problema.”