Desde hace 47 años Luis Alvarado Flores ha retratado la vida de Ciudad Juárez con su cámara, por su lente ha visto pasar a niños, adultos y ancianos, sin embargo, nunca imaginó mirar por esas calles al jefe de la Iglesia Católica, por lo que la visita del Papa Francisco le parece una bendición después de los tiempos difíciles por los que han pasado.
Con su vieja Canon colgada del cuello, Don Luis se planta en la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe a retratar a los turistas o familias que van a misa, debajo de sus gafas oculta una mirada envejecida, pero no la alegría con que espera ver al Santo Padre el próximo 17 de febrero.
Para él, como para muchos de los habitantes de la ciudad, la llegada del Papa es una bendición, sobre todo después de los episodios de violencia por los que pasaron y de los que se han venido recuperando en los últimos años.
Y es que para la mayoría de los juarenses, la visita del Papa Francisco ronda entre la sorpresa y la bendición en una ciudad que bordeando la frontera, va “del calor a lo frío” como canta López, en la cual poco a poco el ánimo ha ido en ascenso y donde la imagen de Jorge Mario Bergoglio se ha ido multiplicando por sus calles.
En el paseo comercial de la Avenida 16 de Septiembre el gentío es una constante, de los negocios sale el estruendo de promociones por una bocinas mal ecualizadas, por las tarde la calle baila al ritmo de los Beatles, sin embargo, desde noviembre esa cotidianidad cambiÓ y se erigió una pequeña estructura tapizada de fotos del Santo Padre.
Adentro de la pequeña casita, un podio sostiene un grueso libro de pastas blancas y hojas vacías, el cual se ha ido llenando de las palabras que los juarenses quieren decirle al Papa, donde la edad o clase social no importa, ya que lo que vale es el sentimiento y la esperanza de su llegada.
En este sitio, Fabiola hace guardia cada día de nueve a cuatro de la tarde, cuenta que diariamente pasan por ahí alrededor de 300 personas para estampar en esas páginas sus sentimientos y anhelos, logrando sumar ya tres libros que entregaran a Francisco el día de su visita
La gente escribe de todo: “Que su visita genere más paz y esperanza en este estado tan golpeado por la violencia…”, “Gracias por tomarnos en cuenta en tus oraciones, por mis peticiones gracias, que Dios te bendiga…”, “… que nuestra señora de Guadalupe lo proteja y lo acompañe para que tenga un buen viaje…”.
El libro es un hervidero de emociones, sentimientos y peticiones de salud para los enfermos, de bienestar para las familias de las personas, pero sobre todo por la paz y tranquilidad que poco a poco han recuperado los juarenses.
Pero no sólo en el centro de Juárez la sombra del Papa ronda, por sus calles empolvadas por la brisa del desierto y con aires de soledad, cientos de espectaculares le dan la bienvenida, desde estaciones de servicio, hospitales, autoridades o empresas que no quieren estar fuera del trayecto donde circulará el “Papamóvil”; y donde los baches han desaparecidos y se da “una mano de gato”.
Para el vocero del municipio, Carlos Castaño, la venida del Papa es un privilegio, “yo creo que nos sacamos la lotería, es la personalidad más importante del mundo religioso, su carisma, forma moderna de pensar, eso genera un gran atractivo”.
Nervioso y con el estrés al tope por la logística que implica en evento, cuenta que, según estimaciones, cerca de 900 millones de personas le dan seguimiento a las visitas del Santo Padre, por lo que no hay dinero que alcance a pagar la exposición que va a tener Ciudad Juárez en ese momento.
Tampoco el Obispo de Ciudad Juárez, José Guadalupe Torres, ha dejado de trabajar, desde conferencias con medios de comunicación, hasta ultimar detalles para que el 17 de febrero sea exitoso.
Considera que la visita del Papa significa alegría, “nunca habíamos imaginado que el Papa vendría alguna vez, saber que viene nos llena de alegría, de entusiasmo. Nuestro mensaje será de acogida, bendito el que viene en nombre del señor, decirle que somos una iglesia de esperanza, de compromiso y somos una ciudad que a pesar de las dificultades que hemos vivido mantenemos la ilusión de mejorar y que su presencia nos alienta en ese sentido”.
Para el obispo, el mensaje migratorio del Santo Padre que dará a las orillas del Río Bravo, es una es un mensaje con el que pide al mundo que atienda a los migrantes, que los vean como personas y como gente positiva, que pueden aportar, que se les trate con respeto y dignidad.
Y es que para ese día, los mexicanos no serán los únicos, se espera que ciudadanos estadounidenses crucen la frontera para ver al Papa, además de la instalación de gradas en el sitio donde la Border Patrol ronda cada día como un atrapador de sueños blanco y verde motorizado.