social media), atendieron, cubrieron o tuvieron en México.
Ya habían habido experimentos con Ángel Aguirre en Guerrero o por ejemplo Eruviel Ávila en el Estado de México, pero si hubo un primer termómetro que sirvió de parte aguas entre analistas de marketing político fue la justa interna del PAN por la candidatura a la presidencia de dicho partido político; puesto que las redes sociales fueron importantes para panistas y no panistas, se estreno el botón de difusión a miles de personas en México.
Ya teniendo a los candidatos definidos, las redes sociales jugaron el papel de ser tierra de nadie, cualquier cosa que hacia Enrique Peña Nieto era criticable, cualquier menciono de López Obrador era aplaudible y cualquier acción de Josefina Vázquez Mota era… ¿intrascendente?
Se compraron followers, se crearon trend topics falsos, se hicieron mil y un cosas para que la gente viera que su candidato era mejor que los otos o, que había otros y quizá cambiar la intención del voto.
Fuera la arena donde el lodo con estiércol se echaba a la cara y el IFE (autoridad electoral) no podía decir o hacer nada, ya que en la actual legislación político / electoral, no hay ningún apartado que legisle a Internet.
Muy pocos cambiaron de opinión su voto, de hecho las redes sociales solamente dieron a favor o en contra de algún candidato, argumentos que eran balas para platicas de sobremesa o familiares, a la gente y defendiera o atacara a algún candidato.
Pero la palabra clave fue percepciones.
Ahora los community manager huérfanos de las campañas políticas, han querido encontrar cabida en lo que es la primera generación de quienes trabajamos en campañas políticas, el marketing gubernamental.
Todos los candidatos (y mencione a los competidores de la justa presidencial peo entendamos que hubieron mas de 2700 cargos a elección popular en juego el pasado 1 de Julio) que ganaron quieren ahora quien les lleve sus redes, sea algún colaborador de confianza o sea una empresa, sea de forma empírica (la mayoría) o de manera sistemática y conciente dentro de una estrategia de relevancia digital, peo a la vez, ¿Quién llevara la administración de las cuentas en redes sociales y medios digitales de secretarias, despachos, institutos gubernamentales, centros de investigación, cámaras de diputados o senadores, bancadas de partidos políticos, etc. etc. etc.?
Llega el marketing gubernamental, algo que en México se conoce tan poco, pero que ahora con la oleada de personal que estuvo trabajando detrás de tantos candidatos en todo el país en ambientes digitales, quieren llevar una cuenta o dos de dependencias de gobierno para poner en su currícula.
Pocos sabemos como, así que les invito a que nos leamos la próxima semana con la continuación de este tema aquí mismo.
La elección presidencia del pasado mes de julio fue la primea que las redes sociales (Ya habían habido experimentos con Ángel Aguirre en Guerrero o por ejemplo Eruviel Ávila en el Estado de México, pero si hubo un primer termómetro que sirvió de parte aguas entre analistas de marketing político fue la justa interna del PAN por la candidatura a la presidencia de dicho partido político; puesto que las redes sociales fueron importantes para panistas y no panistas, se estreno el botón de difusión a miles de personas en México.
Ya teniendo a los candidatos definidos, las redes sociales jugaron el papel de ser tierra de nadie, cualquier cosa que hacia Enrique Peña Nieto era criticable, cualquier menciono de López Obrador era aplaudible y cualquier acción de Josefina Vázquez Mota era… ¿intrascendente?
Se compraron followers, se crearon trend topics falsos, se hicieron mil y un cosas para que la gente viera que su candidato era mejor que los otos o, que había otros y quizá cambiar la intención del voto.
Fuera la arena donde el lodo con estiércol se echaba a la cara y el IFE (autoridad electoral) no podía decir o hacer nada, ya que en la actual legislación político / electoral, no hay ningún apartado que legisle a Internet.
Muy pocos cambiaron de opinión su voto, de hecho las redes sociales solamente dieron a favor o en contra de algún candidato, argumentos que eran balas para platicas de sobremesa o familiares, a la gente y defendiera o atacara a algún candidato.
Pero la palabra clave fue percepciones.
Ahora los community manager huérfanos de las campañas políticas, han querido encontrar cabida en lo que es la primera generación de quienes trabajamos en campañas políticas, el marketing gubernamental.
Todos los candidatos (y mencione a los competidores de la justa presidencial peo entendamos que hubieron mas de 2700 cargos a elección popular en juego el pasado 1 de Julio) que ganaron quieren ahora quien les lleve sus redes, sea algún colaborador de confianza o sea una empresa, sea de forma empírica (la mayoría) o de manera sistemática y conciente dentro de una estrategia de relevancia digital, peo a la vez, ¿Quién llevara la administración de las cuentas en redes sociales y medios digitales de secretarias, despachos, institutos gubernamentales, centros de investigación, cámaras de diputados o senadores, bancadas de partidos políticos, etc. etc. etc.?
Llega el marketing gubernamental, algo que en México se conoce tan poco, pero que ahora con la oleada de personal que estuvo trabajando detrás de tantos candidatos en todo el país en ambientes digitales, quieren llevar una cuenta o dos de dependencias de gobierno para poner en su currícula.
Pocos sabemos como, así que les invito a que nos leamos la próxima semana con la continuación de este tema aquí mismo.