El derrame de la plataforma Deepwater Horizon vertió cerca de cuatro millones 400 mil barriles o 629 millones 200 mil litros de petróleo durante los 87 días que duro en el Golfo de México, asegura un estudio de la Universidad de Columbia.
El estudio publicado una semana después de que EU declaró totalmente cerrado el pozo demuestra que durante la primera etapa, desde el 22 de abril hasta el 3 de junio, se derramaron 56 mil barriles de petróleo diarios, es decir, casi nueve millones de litros por jornada; un aumento en el derrame se registró en el periodo del 3 de junio y hasta el 15 de julio con casi 11 millones de litros por día.
La investigación realizada a través de la instalación de una cámara de video en el lugar donde la tubería se rompió, comprueba que la magnitud del desastre es mucho mayor que la estimada en un comienzo tanto por British Petroleum como por el gobierno norteamericano.
Un litro de petróleo derramado contamina 10 mil litros de agua, explica la experta en contaminación marina, Pamela Cañas, por lo que el total de agua contaminada por el desastre es de seis billones de litros.
Para poder determinar la cantidad de crudo vertido en las aguas del Golfo, los investigadores calcularon la fuga total producida durante los 87 días y a ella le restaron 804 mil 887 barriles, recogidos de las aguas por British Petroleum. El balance final determinó que fueron derramados 4.4 millones de barriles.
Además los investigadores aclararon dónde se encuentra esa gran cantidad de petróleo, argumentando que una parte se unió con los químicos dispersantes arrojados al mar por los quipos de emergencia, formando una mezcla pesada que se hundió bajo la superficie y fue usada por las bacterias para generar energía; otra parte se diluyó en las aguas del Golfo, otra más fue quemada y otra parte fue retirada en forma de bolas de alquitrán. A pesar de esto, los especialistas advirtieron que la reacción química entre el petróleo y las bacterias generan dióxido de carbono y disminuye las concentraciones de oxígeno en el agua, lo que podría afectar a las especies que habitan en el fondo del mar.