Un grupo de arqueólogos reveló el martes lo que sospechan se trata de las ruinas de un extravagante salón de banquetes giratorio del emperador romano Nerón, un espacio circular que rotaba día y noche para imitar el movimiento de la Tierra e impresionar a sus invitados.
Forma parte del Palacio Dorado, una residencia espectacular construida en el siglo I después de Cristo, que se cree estaba destinado al entretenimiento de funcionarios y personas destacadas, informó la arqueóloga Francoise Villedieu, directora del equipo.
Nerón era famoso por su lujuria, derroches y depravación. Gobernó el imperio romano del 37 d.C. al 68 d.C.
Hasta ahora las excavaciones han revelado los cimientos del salón, el mecanismo giratorio debajo de él y una zona contigua que pudo ser la cocina, agregó Villedieu.
“Esto no puede ser comparado con nada de lo que sabemos de la antigua arquitectura romana”, dijo Villedieu a los reporteros durante un recorrido de la zona donde se encuentran las ruinas.
La arqueóloga señaló que la ubicación de los restos en la cima de la colina Palatina, la estructura giratoria, y las referencias históricas sobre el salón en las antiguas biografías de Nerón sustentan la atribución de la estructura al emperador.
Las ruinas forman parte de una residencia monumental conocida por su nombre latino: Domus Aurea, o Palacio Dorado, que se erigió sobre los escombros que quedaron tras un incendio que destruyó gran parte de Roma en el 64 d.C.
El presunto comedor principal del salón, con un diámetro superior a los 16 metros (50 pies), se posaba sobre un pilar de cuatro metros de ancho (13 pies) y cuatro mecanismos esféricos que posiblemente eran impulsados por un flujo constante de agua y hacían girar la estructura.
El descubrimiento ocurrió durante las obras de mantenimiento de la frágil zona Palatina.
El biógrafo latino Suetonio, que escribió la biografía de 12 emperadores romanos, cuenta sobre un salón de banquetes que rotaba “día y noche al compás del cielo”.
Suetonio también describió a Nerón como uno de los gobernantes más crueles, depravados y megalómanos de Roma, que solía participar en orgías y creía ser un artista, por lo que entretenía a sus invitados con declamaciones de poesía y canciones.
Pero a pesar de todos estos excesos Nerón no pudo disfrutar mucho de su Palacio Dorado, pues la construcción de la residencia terminó hasta el 68 d.C., año en que se suicidó en medio de revueltas e impopularidad.