La decisión de Marcelo Ebrard de definirse como presidente de la República provocó reacciones mixtas en la clase polÃtica mexicana.
Los presidentes del PT y Convergencia, Alberto Anaya y Luis Maldonado, respectivamente â??aliados de Andrés Manuel López Obradorâ?? calificaron como prematuras, anticipadas y muy adelantadas las declaraciones del jefe de Gobierno del Distrito Federal, e incluso señalaron que antes que él se encuentra el tabasqueño.
Con ellos coincidieron los perredistas José AgustÃn Ortiz Pinchetti y Mario Di Costanzo, operadores polÃtico y financiero, respectivamente, del â??gobierno legÃtimoâ?, al asegurar que el 2012 está muy lejos.
Esa misma postura asumieron algunos diputados federales del sol azteca.
En contraste, el lÃder del PRD, Jesús Ortega, consideró que la pretensión de Ebrard de llegar a Los Pinos no cierra el paso a ningún otro aspirante en el partido, además de que acaba con el fenómeno del â??tapadismoâ? en México.
La corriente Izquierda Democrática Nacional, fundada por René Bejarano, estableció que dará su apoyo incondicional al titular del GDF, aunque Dolores Padierna subrayó que â??aún hay mucho caminoâ? por andar hacia la elección presidencial y recordó que â??del plato a la boca se cae la sopaâ?.
Este viernes EL UNIVERSAL publicó una entrevista con Marcelo Ebrard, en la que declaró que de llegar a la Presidencia en 2012 gobernará con firmes ideas de izquierda y no de centro para cerrar la brecha entre ricos y pobres. Además de que pondrá lÃmites a poderosas empresas mexicanas y a hombres de negocios, citando a Carlos Slim y a Televisa.
Jesús Zambrano, cabeza de Nueva Izquierda, dejó claro que nadie debe dar por hecho que el PRD ya tiene un candidato, pero aplaudió que Ebrard haya hecho pública su decisión de competir.
Antonio Ortega, Juan Guerra y Alfonso Suárez, pertenecientes a distintas corrientes internas, aseguraron que el titular del GDF no va solo rumbo al 2012.
Paradójicamente, el senador panista Federico Döring, uno de los principales detractores del PRD, en especial de López Obrador, salió en defensa de Marcelo Ebrard, al considerar que tiene todo el derecho de entrar al juego del futurismo, mientras no se distraiga de los asuntos de la ciudad de México