El Papa Benedicto XVI rechazó hoy que el papel de la jerarquía de la Iglesia Católica sea intervenir en política, aunque defendió el involucramiento de los fieles cristianos en la promoción de la justicia social.
Esto al recibir, en la Sala del Consistorio del Palacio Apostólico de Roma, a un grupo de participantes en la asamblea plenaria del Pontificio Consejo ‘Cor Unum’, la sección del Vaticano dedicada a labores de caridad alrededor del mundo.
‘No compete a la Iglesia intervenir directamente en la política de los Estados, pero la comunidad cristiana no puede y no debe permanecer al margen de la defensa de los derechos humanos y de la promoción de la justicia’, dijo.
Por ello el pontífice defendió el empeño de los fieles católicos, en general, para el desarrollo de una sociedad más justa, en la cual sean reconocidos y respetados todos los derechos de los individuos y los pueblos.
Al respecto destacó la ‘acción proficua’ en los campos económico, social, legislativo y de promoción del bien común de ‘muchos laicos’.
‘Ellos son testigos del evangelio contribuyendo a construir un justo orden en la sociedad y participando, en primera persona, a la vida pública’, estableció.
Aclaró que la Iglesia, en el anuncio de su ‘mensaje de salvación’, no puede ignorar las condiciones concretas de vida de los hombres a los cuales va dirigido.
‘Cuando ofrece amorosa atención al hombre, la Iglesia lo ayuda a liberarse de las opresiones materiales asegurando, al mismo tiempo, restauración y sostén al alma’, apuntó