Virrey de la Nueva España del 12 de septiembre de 1621 al 1 de noviembre de 1624
El virrey marqués de Gelves es recordado por haber protagonizado uno de los mayores escándalos políticos de la Nueva España, el cual revela algunos de los rasgos esenciales del régimen colonial: la celosa defensa de las jurisdicciones y la inmunidad de los eclesiásticos.
Argumentando que se habían violado los derechos de la iglesia al apresar a un delincuente que se había refugiado en un templo, el arzobispo de México, Juan Pérez de la Serna, excomulgó a algunos funcionarios.
A la orden del virrey de levantar la excomunión, el prelado respondió excomulgando a éste y dejando sin administración de sacramentos a la ciudad.
El arzobispo fue hecho prisionero, lo que provocó un motín popular en el que fue saqueado e incendiado el palacio virreinal.
Tras el incidente, la Audiencia destituyó al virrey y lo hizo detener; más tarde, el monarca ordenó el traslado del marqués de Gelves y de Pérez de la Serna a España