La pésima comunicación que está llevando el gobierno de Donald Trump anota otro episodio: ayer por la mañana, un abogado del Departamento de Justicia dijo, durante una audiencia en un tribunal en Virginia, que fueron cien mil las visas que el gobierno de Estados Unidos había revocado.
Luego tuvo que salir el Departamento de Estado a aclarar que no habían sido tantas, sino 60 mil, que también es una cifra mayor y muy preocupante.
También el jueves por la tarde, la asesora Kellyanne Conway se refirió en una entrevista por televisión que el decreto migratorio firmado hace una semana se debía a un trágico incidente que llamó la “Masacre de Bowling Green”.
El asunto es que después le explicaron que ese hecho jamás había ocurrido. Conway dijo que Barack Obama también había ordenado una prohibición de seis meses cuando fueron detenidos dos ciudadanos iraquíes en 2011, ambos acusados por actividades de terrorismo en Estados Unidos.
Pero luego salió el Departamento de Justicia a desmentir la versión, aquellos hombres están hoy tras las rejas por actividades en su país, no en Estados Unidos.
Así que la asesora de Trump no tuvo más remedio que medio retractarse, porque sabemos que los republicanos no son muy fans de la autocrítica.
Y si eso sale mal, la manera en cómo se ejecutan las órdenes sale mucho peor. Una crisis encima de otra. Así sean diez, 60 mil o 100 mil visas, el mensaje es igual de grave: Trump está dispuesto a todo en su camino a la división y a la construcción de muros, así sean metafóricos.