La iglesia ha sido desde hace mucho tiempo la piedra angular y el núcleo de la vida afroamericana en Estados Unidos. También ha sido blanco del odio de los racistas y los supremacistas blancos.
El ataque más reciente se produjo el miércoles en Charleston, Carolina del Sur, cuando Dylann Storm Roof, de 21 años, se sumó a una sesión de plegarias en el interior del histórico templo de la iglesia episcopal metodista Emmanuel y, según las autoridades, asesinó a tiros a nueve personas, incluso el pastor Clementa Pinckney.
Se desconoce por ahora por qué Roof atacó esa iglesia en particular. Un amigo del sospechoso dijo que Roof le confesó que sentía que los negros estaban “apoderándose del mundo” y que había que hacer algo por la raza blanca.
Lo que está claro es que en los días desde la carnicería en una de las iglesias negras más antiguas de la nación, otras iglesias negras han congregado a sus fieles para procesar la tragedia, fortalecerse en el camino del perdón y renovar su compromiso con el activismo social que los ha hecho blancos de la intolerancia durante generaciones.
“Las nociones de libertad, esperanza, liderazgo, educación y las estrategias contra la opresión provienen de la iglesia negra”, afirmó el reverendo Rex Ellis, director adjunto de Historia y Cultura Afroamericana en el Museo Nacional Smithsonian.
En la histórica iglesia Metropolitana AME en Washington DC, una multitud interracial e interdenominacional se reunió el viernes para recordar a las víctimas de Charleston. El pastor metropolitano William Lamar IV condujo la vigilia pública en la iglesia, fundada en 1938.
Durante el servicio se exhibieron grandes fotografías de todas las víctimas. Los asistentes, algunos llorosos, escucharon las palabras del pastor Tony Lee, de la iglesia AME Comunidad de Esperanza en los suburbios de Maryland, quien les instó a no sentirse derrotados por el ataque en Charleston.
“A veces hace falta un gran dolor para proporcionar un gran consuelo”, afirmó. Algunos se pusieron de pie en señal de asentimiento.
Las Iglesias afroamericanas funcionan desde por lo menos fines del 1700, cuando brindaban a los esclavos un oasis de paz y a los abolicionistas y defensores de los derechos civiles un espacio para reclamar cambios. Emanuel era una de esas iglesias.
La iglesia fue fundada después que Morris Brown, un zapatero negro liberto y metodista, abandonó una iglesia metodista de mayoría blanca en Charleston en 1816, según afirma un cibersitio de la denominación. Otro de los fundadores de Emanuel, Denmark Vesey, encabezó una frustrada rebelión de esclavos que obligó a la iglesia a operar en la clandestinidad.
Después que se reportó el plan de Vesey, este fue ahorcado y la iglesia incendiada. El templo fue reconstruido pero en 1834 todas las iglesias negras fueron prohibidas y sus miembros practicaron su culto en secreto hasta 1865, cuando Emanuel fue reorganizada formalmente.
Pinckney, que era senador estatal además de pastor de Emanuel, se había pronunciado recientemente sobre la muerte de Walter Scott, un hombre negro muerto a tiros por un policía blanco en North Charleston y sobre las muertes de otros afroamericanos a manos de policías blancos.
Esa prédica, opinó el reverendo Anthony Evans de la Iniciativa Nacional de la iglesia Negra, fue lo que pudo haber atraído a Roof a Emanuel. El atacante “deseaba asestar un golpe a la comunidad negra y qué mejor modo de hacerlo que abatiendo a un hombre de Dios que también es funcionario público y pastor de una iglesia”, afirmó Evans.
Durante la era posterior a la Guerra Civil, los ataques a iglesias negras se hicieron comunes en el sur a medida que el Ku Klux Klan cobró fuerza. Los ataques se intensificaron en la década de 1960, cuando los templos negros eran atacados con bombas y tiros debido a que eran centros de organización para el movimiento de defensa de los derechos civiles.
La violencia culminó con el ataque dinamitero a la iglesia bautista de la calle 16 en Birmingham, Alabama, que mató a cuatro niñas: Addie Mae Collins, Carole Robertson, Denise McNair y Cynthia Wesley. El ataque se convirtió en un símbolo poderoso de la intensidad de la intolerancia racial en el sur y contribuyó a la proclamación de la Ley de Derechos Civiles de 1964 y la Ley de Derecho al Voto de 1965.
Cuatro miembros del Ku Klux Klan fueron condenados por el ataque y uno de ellos sigue preso.
Una oleada de incendios de iglesias negras tuvo lugar en el sur en la década de 1990. Tres hombres blancos incendiaron la iglesia bautista Freewill en Springhill y la iglesia bautista Misionera de Rocky Point en Mississippi el 4 de abril de 1993, en el 25 aniversario del asesinato en 1968 del reverendo Martin Luther King Jr.
Los atacantes dijeron más tarde que profirieron insultos raciales mientras incendiaban las iglesias. Se declararon culpables y fueron sentenciados a por lo menos tres años en prisión federal.
El 5 de noviembre de 2008 tres hombres blancos incendiaron la iglesia Macedonia de Dios en Cristo en Springfield, Massachusetts, predominantemente negra. Los tres fueron sentenciados a penas de prisión de 4 a 14 años.
Uno de los atacantes dijo a los investigadores que estaba “indignado de que el país fuera a tener un presidente afroamericano y que los negros y puertorriqueños fueran a tener ahora más derechos que los blancos”