El responsable de lucha contra el ébola en Naciones Unidas cree que “sólo es una cuestión de semanas” hasta que termine el brote de ébola en Sierra Leona, pero que detener la mortal enfermedad en Guinea llevará más tiempo porque en algunas zonas las tradiciones de riesgo siguen teniendo más peso que las recomendaciones sanitarias.
En una entrevista el lunes el doctor David Nabarro señaló que la epidemia de ébola “no ha terminado en absoluto”, aunque Liberia lleva libre del virus desde el 9 de mayo.
“Tenemos casos en marcha, no en cantidades enormes, pero suficientes para que sean preocupantes, en Sierra Leona y en Guinea”, explicó. La situación en Guinea preocupa especialmente porque se han registrado casos inesperados que no están relacionados con cadenas de transmisión conocidas.
“Controlar esto es difícil”, dijo Nabarro. “Es como buscar agujas en pajares, es muy difícil encontrar a las personas enfermas y ponerlas bajo tratamiento deprisa antes de que quizá infecten a otros”.
Desde que se documentó por primera vez el brote de ébola en marzo de 2014, la Organización Mundial de la Salud ha contabilizado 27.049 casos y 11.149 muertes, casi todas en estos tres países del África occidental.
Según las últimas cifras de la OMS, en la semana que terminó el 24 de mayo hubo 12 nuevos casos de ébola, 9 en Guinea y 3 en Sierra Leona, desde los 35 de la semana anterior.
Nabarro viaja el jueves a Guinea para evaluar los esfuerzos de reducir a cero los casos nuevos en el país y la vecina Sierra Leona.
En Sierra Leona, dijo, hay tres distritos donde se registran algunos casos: la capital, Freetown; el cercano Port Loko y el distrito de Kambia, más al oeste en la frontera con Guinea.
“Las tendencias generales son cada vez más de que los nuevos casos son contactos conocidos de personas que ya tuvieron la enfermedad, y también cuando se detectan casos, se ponen rápidamente bajo tratamiento”, dijo Nabarro.
“Y eso supone que creemos que sólo es una cuestión de semanas para que termine el brote en Sierra Leona”, dijo, “y eso es por la gran participación de las comunidades, una respuesta nacional muy coordinada y un sólido liderazgo del presidente, Ernest (Bai) Koroma”.
Guinea, por otro lado, tiene cadenas de transmisión que los trabajadores sanitarios no comprenden por completo, y comunidades que no cooperan con los trabajadores sanitarios que tratan de erradicar el ébola porque creen que tratan de alterar su forma de vida tradicional, en especial cuando tratan con la enfermedad y la muerte, dijo Nabarro.
Tocar el cuerpo de una víctima de ébola puede contagiar la enfermedad, pero los entierros tradicionales en Guinea lo requieren, y según las creencias locales, la ceremonia determina si el espíritu del fallecido pasa a los miembros en la comunidad de una forma feliz o si se ve perturbado y se venga de la gente, explicó Nabarro.
Éste es el problema en el que se centran los expertos, que han reclutado a antropólogos, líderes religiosos locales -imanes en particular- y líderes políticos locales para ayudar a establecer relaciones de confianza entre el personal sanitario y las comunidades afectadas, señaló.
“Debemos encontrar un compromiso, una estrategia digna, tradicional de enterramiento pero también segura, para que no tengamos contagios de la enfermedad, y es este esquema el que centra nuestros esfuerzos actuales para poner fin al brote en Guinea”, indicó Nabarro.
“Puede hacerse. Estoy del todo seguro en que se hará. Simplemente no puedo decirles cuánto tiempo llevará”, dijo.
Nabarro insistió en que el ébola está confinado ahora a una pequeña franja en la costa de Guinea, e indicó que la zona boscosa donde comenzó el brote lleva semanas libre de ébola.
El experto señaló que no puede predecir cuándo quedará libre de ébola el África occidental.
“Si podemos mantener la atención, el énfasis y lo más importante, la sensibilidad ante las preocupaciones y angustias de las comunidades, podremos poner fin al brote en el futuro próximo, pero no voy a poner un plazo para ello”, apuntó.