La Iglesia católica considera que todo acto sexual entre varón y mujer siempre tendrá el riesgo de un embarazo, por lo que si se quieren evitar entre menores de edad, ningún método artificial es cien por ciento seguro, como el condón o el dispositivo intrauterino, por lo que es necesario una educación sexual a fondo y no soluciones parciales.
De acuerdo con la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), la Iglesia propone una educación al amor, incluyendo la parte sexual, en donde las personas, en concreto los adolescentes, puedan tomar decisiones responsables, basados en los valores trascendentes de la persona.
La organización Acción Católica Mexicana coincide en que los adolescentes varones y mujeres tienen derecho a una formación integral y a una educación responsable que les ayuda a desarrollar su capacidad de dominar sus impulsos, para lograr una personalidad adulta madura y equilibrada.
La asociación reconoce que actualmente ha aumentado el número de adolescentes embarazadas y también el de las que abortan. Ambas situaciones lesionan para siempre su desarrollo sicológico y fÃsico, por lo que afirma que la práctica libre y sin responsabilidad de las relaciones sexuales puede llevar a la transmisión de una nueva vida que se genera con peligro y con poca posibilidad de recibirla con dignidad, con seguridad y con amor.
La CEM está de acuerdo en que se trate el tema de la sexualidad en las escuelas, pero se debe considerar que los padres de familia tienen el derecho de educar a sus hijos de una forma integral, derecho a una educación sexual basada en el amor y la integralidad de la persona, no sólo en lo fÃsico y emocional, también en lo moral y espiritual.
De ahà la importancia de una educación integral en la materia, pues de no serlo en esa información que llega a los jóvenes, se pierde la dignidad del ser humano, asegura la Conferencia del Episcopado Mexicano.
El obispo Rodrigo Aguilar resalta: â??Hay que educar en una sexualidad que es fuente de energÃa y se manifiesta en todo su ser, en su forma de pensar, de hablar, de reaccionar y de actuar; una sexualidad que se viva plenamente y en el respeto de la alteridad y el diálogo de seres sexuados, varón y mujerâ?.
â??La educación sexual, como toda educación, requiere aprender a renunciar a determinadas acciones y actitudes por la opción de valores superiores, aseguró el obispo Aguilar.
â??La doctrina de la Iglesia al respecto, no está en contra del ser humano ni quiere enajenarlo. Espera que cada persona sea responsable en todos sus derechos y obligacionesâ?