La pugna entre tres de los principales cárteles de la droga en México ha avivado el fuego en la frontera norte del país, y el municipio de Tijuana, Baja California, es el origen de esa pira. Ahí, las autoridades han contabilizado 518 asesinatos entre enero de este año y agosto y las estimaciones arrojan que la cifra podría superar a las registradas en los años 2008 y 2010, cuando la delincuencia llegó a su punto más alto.
La razón: la llegada del Cártel de Jalisco Nuevo Generación (CJNG) en 2015 a Tijuana, donde informes policíacos locales sugieren que hay una alianza entre “jaliscos” y capos del diezmado Cártel de los Arellano Félix (CAF). El resultado de esa alianza es el Cártel Tijuana Nueva Generación (CTNG), una especie de sucursal del grupo delictivo más poderoso del sexenio, los creadores del repunte de la violencia.
Un reportaje publicado en VICE News, elaborado por la reportera Tania Montalvo de Animal Político, da cuenta de que el CJNG tiene presencia en 14 estados del país superando al poderoso Cártel de Sinaloa y es la organización criminal de mayor crecimiento en el país desde 2011, año en que iniciaron formalmente sus actividades ilegales bajo ese nombre.
Reportes de la procuraduría estatal y del área de inteligencia de la policía bajacaliforniana han podido precisar cómo se creó la franquicia Cártel Tijuana Nueva Generación: integrantes del CJNG, encabezado por Nemesio Oseguera ‘El Mencho’, iniciaron contacto con los Arellano Félix, para iniciar un frente común contra el Cártel de Sinaloa, aprovechando el encarcelamiento de su líder, Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán. Narcomantas colgadas en diversos puntos de Tijuana en 2015, y otras en Tecate durante este año, refuerzan esta versión, pues fueron firmadas por el CJNG y el CTNG.
Para llegar a ese punto hay que regresar a 2014, cuando el último gran capo del CAF, Fernando Sánchez Arellano, ‘El Ingeniero’, fue detenido en un operativo militar mientras veía un partido de fútbol entre México y Brasil en una casona ubicada en una zona de gran poder adquisitivo de Tijuana. El temido cártel en la década de los 90 perdía a su último gran alfil y se enfrentaba a la disyuntiva de desaparecer o aliarse con un jugador importante en el tablero delictivo para sobrevivir.
Un año después, en 2015, la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA por sus siglas en inglés) informó que el CJNG era la agrupación delictiva de mayor crecimiento durante el gobierno de Enrique Peña Nieto y que había focalizado sus esfuerzos en el noroeste del país, alrededor de Tijuana. El principal motivo fue que dicho territorio es la ruta más rápida para llegar a las ciudades estadounidenses de San Diego y Los Ángeles, urbes con una gran demanda de droga, además de ser un centro de distribución al resto de los Estados Unidos.
El gobierno de México no quiere que sepas quiénes son los capos que faltan por caer. Leer más aquí.
Tijuana era una ciudad bajo el dominio de los sinaloenses, así que para ganar presencia el nuevo Cártel Tijuana Nueva Generación inició una violenta disputa por el territorio que ha dejado decapitados en parajes abandonados y colgados en puentes en zonas transitadas.
El último mensaje conocido en medios nacionales ocurrió el pasado 17 de septiembre, cuando un tijuanenses alertó a la policía de una cartulina verde colocada junto a una cabeza. El cráneo fue dejado en el parabrisas de la unidad de un escolta del director de la Policía de Tecate, municipio vecino de Tijuana. El narcomensaje lo firmaba el Cártel Jalisco Nueva Generación y su nueva creación, el Tijuana Nueva Generación.
Informes de la DEA precisan que la presencia del CJNG también está materializándose en California, Estados Unidos, y “coincidentemente”, el flujo de drogas duras se ha incrementado junto a la presencia de dicha agrupación criminal en esta entidad. Según el secretario de Seguridad Pública de Baja California, Daniel de la Rosa Anaya, los decomisos de heroína han incrementado un 500 por ciento de 2015 a 2016, lo cual se debe al trabajo operativo de las corporaciones policíacas, pero también al incremento de enervante que pretende ser cruzado a los Estados Unidos.
Los más de 500 muertos contabilizados por el control Tijuana son parte de los 690 registrados en toda la entidad, posicionando a Baja California en el séptimo estado con más asesinatos y el quinto por cada 100 mil habitantes, sólo por debajo de Morelos, Chihuahua, Guerrero y Sinaloa.
Sin embargo, sólo Tijuana supera a la mayoría de los estados del país en una espiral de violencia que resurgió después de seis años. Y que amenaza con revivir dos pesadillas: de nuevo, el fuego cruzado entre cárteles que deja en medio a inocentes y otro cártel cuya acta de nacimiento dice Tijuana.