Beatriz González Rubín
Será porque nunca hemos estado en guerra (hablo de tiempos modernos), que el mexicano percibe al ejército como un grupo de personas dedicado a ayudar en desastres naturales. Los últimos seis años su labor ha cambiado, ocupando, o tratando de hacerlo, distintas plazas de la Republica dominadas por el narcotráfico.
Pocos saben que dentro del ejército existe un grupo de elite que se denomina Cuerpo de Fuerzas Especiales formado por 11 batallones. Dentro de las Fuerzas Especiales en 1986 se crea la Fuerza de Intervención Rápida para apoyar durante Copa Mundial de Futbol, en 1994 durante el levantamiento del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional cobra importancia ya que varias unidades fueron enviadas para suprimir el levantamiento. Años después en 2002, 56 grupos fueron reorganizados destacando 73 unidades del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFES) y 36 del Grupo Anfibio de Fuerzas Especiales (GANFES), especializados en guerra de jungla, alta montaña, desierto, anfibia y submarina.
Según la PGR en el año de 1997 aproximadamente 40 miembros de estas unidades, desertaron y formaron lo que se conoció como el brazo armado del Cartel del Golfo, de Osiel Cárdenas Guillén, liderado por Arturo Guzmán Decena. Se dice que muchos de ellos fueron entrenados por la CIA, por, comandos de asesoría militar de la Sayeret Matkal israelí y de la GIGN francesa. Ahora son especialistas en el tráfico de drogas, extorsión, secuestro, homicidio, tráfico de personas y el robo de autos. En sus inicios su área era Tamaulipas, pero con el tiempo se extendieron a Nuevo León y Coahuila, no siendo excluyentes estos estados para realizar actividades en otros lugares.
Durante toda la semana hemos escuchado en los medios sobre la muerte de “El Lazca” líder de los Zetas, abatido por la Marina. De manera extraña su cadáver desapareció.
No pretendo dar mi opinión sobre lo sucedido, creo que toda la situación es completamente absurda. Me preocupa el hecho de que la organización se formo con gente especializada que desertó y la única explicación que encuentro es el beneficio económico. Dejar el ejército donde el sueldo era modesto, para pasar a formar parte de una organización donde el dinero fluye y fluye bien, es una oferta tentadora para muchos y más si provienen de familias que siempre han carecido de los más elemental, como es el caso de muchos mexicanos que optan por el ejército para tener educación y mejores posibilidades.
Es un hecho que todo está mal desde raíz, matar líderes no sirve, pues siempre hay otro que asciende y es más sanguinario que el anterior.
Educar, subsanar las necesidades básicas de un país lleno de gente que muere de hambre, que carece de lo más elemental tal vez sería una solución para evitar tanta tragedia y muerte en nuestro país. Pero ¿a quién le importa la gente? El poder y el dinero son hoy los que mueven al mundo.