El Estanquillo rinde homenaje al caricaturista Santiago Hernández. Como un homenaje y reconocimiento al caricaturista mexicano Santiago Hernández (1832-1908), el Museo del Estanquillo exhibe la primera retrospectiva del creador de diversos iconos emblemáticos del patriotismo mexicano y uno de los defensores del Castillo de Chapultepec.
La exposición “Santiago Hernández. Niño héroe, artista románico, caricaturista fundamental” reúne cerca de 200 piezas, en las que se retratan personajes históricos destacados y se recogen tradiciones populares mexicanas que contienen crítica social.
Rafael Barajas “El fisgón”, curador de la muestra, comentó que El Estanquillo presenta la obra de un gran artista, personaje fascinante y atractivo por ser una de las figuras liberales más relevantes del siglo XIX.
“Fue un joven con habilidad innata para el dibujo y de imaginación extraordinaria, un gran ilustrador, promotor del ferrocarril mexicano y uno de los mejores caricaturistas del siglo XIX”, aseguró.
Detalló que la exhibición expone el trabajo realizado por este personaje, cuya habilidad para el dibujo le permitió crear una serie de personajes patrios y muchos de los iconos que permanecen en la actualidad.
De acuerdo con “El fisgón”, la obra de Hernández además de ser de carácter nacionalista, es poco conocida en la historia del arte de México.
Recordó que sus convicciones políticas lo condujeron a formar parte del Ejército Nacional y a participar en batallas que serían históricas. Su nacionalismo no impedía que tuviera una visión crítica sobre el acontecer político y que en sus cartones cuestionara tanto a los conservadores como a los liberales.
El grabador poblano Erasto Cortés (1900-1972) describía a Hernández “como caricaturista que muestra el contenido de su vasta imaginación, ligada a un profundo conocimiento de la litografía. Utilizó la caricatura como arma eficiente para ironizar acertadamente, con alegre expresión convertida en lenguaje de grandes alcances”.
Distribuida en ocho núcleos temáticos que exhiben el trabajo realizado de 1861 a 1905, la exposición inicia con una serie de cinco retratos de Santiago Hernández y sus primeras caricaturas, entre las que destacan “Cuestión del día”, “Cada loco con su tema” y “Una escena en Francia”.
La exposición también permite al visitante conocer cómo Santiago Hernández desarrolló un estilo único donde se puede ver la presencia de los poetas malditos, un universo fantasmagórico inagotable y la influencia de la iconografía pagana de la baja edad media.
Además de dibujos hechos con el material de los sueños, por lo cual es el primer artista que retrata sistemáticamente al sistema político mexicano como una pesadilla monstruosa.