El ministro de Economía de Ucrania presentó este miércoles su renuncia y denunció la omnipresencia de la corrupción como causa del bloqueo de las reestructuraciones necesarias para sacar al país de la recesión.
La intempestiva renuncia de Aivaras Abromavicius, de 40 años de edad, puso al descubierto las divergencias en el seno del Gobierno prooccidental del presidente Petro Poroshenko y las dificultades de esta exrepública soviética, de 40 millones de habitantes, para implementar las reformas que le permitan cumplir su objetivo de integrarse a la Unión Europea.
“Hoy he tomado la decisión de presentar mi renuncia al cargo de ministro de Desarrollo Económico y Comercio de Ucrania. Ello se debe al fuerte incremento de los esfuerzos para bloquear importantes reformas de carácter sistémico”, declaró en una conferencia de prensa en Kiev.
Abromavicius, de origen lituano, era considerado un elemento clave para la aplicación de las reformas prometidas por Poroshenko para la realización de las reformas requeridas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros acreedores internacionales de Ucrania. Había sido nombrado en diciembre de 2014, junto a la ministra de Finanzas Natalie Jaresko, de origen estadounidense, en una tentativa de dinamizar con nuevas figuras la desastrada economía del país.
El ministro dimisionario apuntó a fuerzas políticas que “actúan para paralizar nuestras reformas”. También acusó, sin identificarlas, a personas influyentes que “tratan de establecer un control sobre los recursos financieros, empezando por los de Naftogaz [la empresa petrolera estatal] y sobre la industria de la defensa”.
“Me niego a trabajar para este sistema”, proclamó Abromavicius, un exbanquero. “Mi equipo y yo no estamos dispuestos a dar cobertura a la restauración de antiguos esquemas, o a la creación de otros, que satisfagan los intereses de algunos políticos o empresarios”, prosiguió. La renuncia tiene que ser aprobada aún por el Parlamento, que podría reunirse el jueves.