El ministro de Cultura francés Frédéric Mitterrand, en el ojo del huracán por haber relatado en un libro experiencias de turismo sexual, denunció el sábado un ensañamiento “inmundo” tras revelarse que prestó testimonio a favor de dos jóvenes juzgados por violación. “Una nueva campaña de calumnia insensata está orquestada”, dijo el ministro indignado a los periodistas en Burdeos (sudoeste de Francia), anunciando que llevaría ante la justicia a las personas responsables o cómplices de esta “ignominia”.
Poco antes, unos treinta manifestantes de extrema derecha lo habían recibido a gritos de “no toques a nuestros niños” o “Mitterrand dimisión”, durante la inauguración de una exposición de arte. Un diario de la isla francesa de La Reunión, en el Océano Indico, publicó el viernes la reproducción de una carta con membrete de la Villa Médicis en la que el ministro, entonces director de este prestigioso instituto cultural francés en Roma, prestaba en mayo pasado un “testimonio de moralidad” a dos hombres juzgados por violación colectiva a una joven de 16 años. Uno de los dos es su ahijado.
Los dos hombres y un cómplice fueron condenados a penas de entre 8 a 15 años de cárcel. Frederic Mitterrand está citado de nuevo como testigo de moralidad en un juicio en apelación previsto a finales de octubre en La Reunión, según el diario. Este caso cae en muy mal momento para Mitterrand, que parecía haber salido airoso el viernes de la viva polémica suscitada por su libro “La mauvaise vie” (La mala vida) al conseguir mantener su puesto en el gobierno del conservador Nicolas Sarkozy. En este libro, publicado en 2005, Mitterrand relata experiencias de turismo sexual en primera persona.
De hecho la jefa del Partido Socialista Martine Aubry expresó el sábado su deseo de que “se detengan” los ataques personales, tras haber “tomado nota” de las explicaciones del ministro, que condenó “absolutamente” el turismo sexual y la pedofilia y se distanció de su libro. Por el contrario la extrema derecha francesa sacó punta a este nuevo episodio arremetiendo contra el ministro, sobrino del difunto presidente francés François Mitterrand.
La vicepresidenta del Frente Nacional (FN), Marine Le Pen, lo acusó de ser “falso testigo” ante la justicia y de haber ejercido “una presión directa sobre el presidente de un tribunal”, enviando una carta con membrete oficial a la justicia. Marine Le Pen ya había sido la primera en atacar a Mitterrand por su libro, después de que éste brindara su apoyo al cineasta franco-polaco Roman Polanski, detenido en Suiza en el marco de un proceso abierto por la justicia estadounidense en 1977 por relaciones sexuales con una menor de 13 años.
Frederic Mitterrand expresó el sábado “su asco y su indignación ante los intentos reiterados y sistemáticos, próximos al ensañamiento y a la caza al hombre”. Puso énfasis en que denunciaba “con el más extremo vigor” la violación cometida por los dos jóvenes e insistió en que “nunca manifestó (…) ni excusa ni comprensión” al respecto.
Su iniciativa era un gesto de “compasión” y “solidaridad” con una familia “modesta” y “muy desamparada”, porque “dos hijos (habían) hecho una enorme estupidez”, agregó. Con anterioridad afirmó que posiblemente haya “visto tres veces en (su) vida)” a uno de los dos hombres, hijo de una antigua maquilladora y del que es padrino.