La primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, se sirvió el lunes de su popularidad para apoyar en Las Vegas a un aliado clave de su esposo, el demócrata Harry Reid, líder de la mayoría del Senado, que lucha por evitar una derrota en las elecciones de medio término del martes.
La Primera Dama, que según varios sondeos es la figura del partido Demócrata más popular en Washington, declaró que la derrota de Reid perjudicaría la capacidad del gobierno para “restaurar el sueño” de un Estados Unidos donde las minorías tengan el poder, los pobres gocen de atención médica y los poderosos tengan que rendir cuentas.
“El futuro de ningún niño debería limitarse a la zona donde nació”, dijo Michelle Obama al visitar una escuela secundaria en un suburbio de clase trabajadora a unos 15 km al norte del Strip de Las Vegas.
“Creemos que si usted se enferma en Estados Unidos, debe ser capaz de ver a un médico. Creemos que si uno trabaja duro, usted debe ganar un salario digno y tener una jubilación segura”, agregó.
“Creemos que si cumple sus responsabilidades cada día debe ser capaz de proveer a su familia, al igual que nuestra gente lo hizo”, dijo la Primera Dama en Las Vegas, una de las ciudades con mayor índice de desempleo en el país (más de 14%) y con una alta tasa de viviendas hipotecadas tomadas por los bancos.
Según los últimos sondeos, Harry Reid estaría cuatro puntos por debajo de su rival republicana Sharron Angle, una política ultra-conservadora apoyada por el movimiento “Tea Party”.
Los seguidores de Reid esperan que la gran participación de los electores -60% ya votó por correo entre el 16 y 29 de octubre- jugará a su favor. Sin embargo, según los sondeos una gran cantidad de los electores que no pertenecen a ningún partido (alrededor de un 15%) se inclinarían por Angle.
En este contexto, el apoyo por parte de Michelle Obama a Harry Reid fue percibido como crucial por la prensa local.